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Actualizado: 10 de julio de 2025


Nela, pareces una almeja. ¿Qué quieres? Toma, toma esta peseta que me dio esta noche un caballero, hermano de D. Carlos.... ¿Cuánto has juntado ya?... Este que es regalo. Nunca te había dado más que cuartos.

Ayer precisamente añadió Carlos pasaba yo por la Trascava y la vi en el mismo sitio donde la hemos hallado hoy. La llamé, hícela salir, le pregunté qué hacía en aquel sitio, y con la mayor sencillez del mundo me contestó que estaba hablando con su madre.... no sabes que la madre de la Nela se arrojó por esa sima.

¿Y quién es Pablo? Ese señorito ciego, a quien usted encontró en la Terrible. Yo soy su lazarillo desde hace año y medio. Le llevo a todas partes; nos vamos por esos campos paseando. Parece buen muchacho ese Pablo. La Nela se detuvo otra vez mirando al doctor. Con el rostro resplandeciente de entusiasmo, exclamó: ¡Madre de Dios! Es lo mejor que hay en el mundo. ¡Pobre amito mío!

Sin vista tiene él más talento que todos los que ven. Me gusta tu amo. ¿Es de este país? , señor, es hijo único de D. Francisco Penáguilas, un caballero muy bueno y muy rico que vive en las casas de Aldeacorba. Dime ¿y a ti por qué te llaman la Nela? ¿Qué quiere decir eso? La muchacha alzó los hombros. Después de una pausa, repuso: Mi madre se llamaba la señá María Canela; pero le decían Nela.

¿Qué?... ¡por Dios y la Virgen!... ¿qué te pasa? No puedo ir allá. Y señaló la casa de Aldeacorba, cuyo tejado se veía a lo lejos entre los árboles. ¿Por qué? La Virgen Santísima lo sabe replicó la Nela con cierta decisión . Que la Virgen Santísima la bendiga a usted. Haciendo una cruz con los dedos se los besó. Juraba. Florentina dio un paso hacia ella.

Se fue a un agujero muy grande que hay allá arriba dijo Nela, deteniéndose ante el doctor y dando a su voz el tono más patético y se metió dentro. ¡Canario! ¡Vaya un fin lamentable! Supongo que no habrá vuelto a salir. No, señor replicó la Nela con naturalidad . Allí dentro está. Después de esa catástrofe, pobre criatura dijo Golfín con cariño , has quedado trabajando aquí.

Repetidas veces dijo para al llenar la escudilla de la Nela: ¡Qué bien me gano mi puestecico en el cielo! Y lo creía como el Evangelio.

Puede que pienses hacer lo mismo, bobo. ¡Córcholis! Puesto que mis padres no quieren sacarme de estas condenadas minas, yo me buscaré otro camino; , ya verás quién es Celipín. Yo no sirvo para esto, Nela.

Ese hombre, ese ángel de Dios, me ha dado esperanza, muy poca esperanza; pero la esperanza parece que se agarra más, cuando más chica es. Quiero echarla de diciéndome que es imposible, no, no, casi imposible, y ella... pegada como una lapa...» Así me habló mi padre. Por su voz conocí que lloraba.... ¿Qué haces, Nela, estás bailando? No, estoy aquí a tu lado.

Mientras esto se decía en el borde de la Trascava, la Nela había emprendido allá abajo la persecución de Lili, el cual, más travieso y calavera en aquel día que en ningún otro de su monótona existencia, huía de las manos de la chicuela.

Palabra del Dia

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