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Actualizado: 10 de junio de 2025
Dame acá; muchas gracias Nela dijo el muchacho incorporándose para tomar la moneda . Cuarto a cuarto, ya me has dado al pie de treinta y dos reales.... Aquí lo tengo en el seno, muy bien guardadito en el saco que me diste. ¡Eres una real moza! Yo no quiero para nada el dinero. Guárdalo bien, porque si la Señana te lo descubre, creerá que es para vicios y te pegará con el palo grande.
La Nela, durante los largos años de su residencia allí, había ocupado distintos rincones, pasando de uno a otro conforme lo exigía la instalación de mil objetos que no servían sino para robar a los seres vivos su último pedazo de suelo habitable.
Yo también voy dijo la Nela con un movimiento repentino, asiendo el brazo del intrépido viajero.
Apartémonos a un lado para tomar la vereda. ¡Ah!, la Trascava. Este césped resbaladizo va bajando hasta perderse en la gruta. El que cae en ella no puede volver a salir. Apartémonos, Nela; no me gusta este sitio. Tonto, de aquí a la entrada de la cueva hay mucho que andar. ¡Y qué bonita está hoy!
Ya está más tranquila, ya no se mueve.... Me estoy mirando... ahora. ¡Qué linda eres! Ven acá, niña mía añadió el ciego, extendiendo sus brazos. ¡Linda yo! dijo ella llena de confusión y ansiedad . Pues esa que veo en el estanque no es tan fea como dicen. Es que hay también muchos que no saben ver. Sí, muchos. ¡Si yo me vistiese como se visten otras!... exclamó la Nela con orgullo. Te vestirás.
Si alguien se hubiera tomado el trabajo de enseñarle alguna cosa, habría aprendido mejor quizás que la mayoría de los chicos. ¿Qué creen ustedes? La Nela tiene imaginación; por tenerla y carecer hasta de la enseñanza más rudimentaria, es sentimental y supersticiosa. Eso es, se halla en la situación de los pueblos primitivos dijo Teodoro . Está en la época del pastoreo.
En cuanto cargo un peso pequeño, me caigo al suelo. Si me pongo a hacer alguna cosa difícil en seguida me desmayo. Todo sea por Dios.... Vamos, que si cayeras tú en manos de personas que te supieran manejar, ya trabajarías bien. No, señor repitió la Nela con tanto énfasis como si se elogiara ; si yo no sirvo más que de estorbo. ¿De modo que eres una vagabunda? No, señor, porque acompaño a Pablo.
Entre otras cosas, la Nela dijo: Anoche te me has aparecido en sueños, Señora, y me prometiste que hoy me consolarías. Estoy despierta y me parece que todavía te estoy mirando y que tengo delante tu cara, más linda que todas las cosas guapas y hermosas que hay en el mundo.
¡Un fenómeno! repitió Golfín poniendo su mano sobre los cabellos de la chica . Podrá ser. Vamos, guíame. La Nela comenzó a andar resueltamente sin adelantarse mucho, antes bien, cuidando de ir siempre al lado del viajero, como si apreciara en todo su valor la honra de tan noble compañía.
Durante la comida, y entre la algazara de una conversación animada sobre el trabajo de la mañana, oíase una voz que bruscamente decía: «Toma». La Nela recogía una escudilla de manos de cualquier Centeno grande o chico, y se sentaba contra el arca a comer sosegadamente. Yo pensé que también hoy se había quedado en Aldeacorba». Por las noches, después de cenar, rezaban el rosario.
Palabra del Dia
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