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Actualizado: 7 de mayo de 2025
5 y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque el SE
No... qué vergüenza.... Jesús, mi Dios.... Ana querida, no la avises. ¡Qué remedio, mujer! ¿Sigue eso? Sigue... ¡infeliz de mí, que nunca yo naciese! Acuéstate sobre la cama.... Con su viveza ratonil, Ana arropó a la paciente, y ya se dirigía a la puerta, cuando una quebrantada voz la llamó.
Sí, un oficial de húsares, que me quería antes que yo naciese. ¡Ah! ahí está el secreto, seguid hablando, Elena. Pues bien, fué él quien la mandó hacia aquí; y cuando Marta ruega por mí se le aparece a menudo, y siempre le ordena que me quiera mucho. Es singular, no lo comprendo, pero es cierto, porque lo dice Marta, y lo que ella dice... Una grosera carcajada vino a interrumpirles.
Muy curioso es lo que me cuentas, pero no es original ni nuevo. ¡Es tan difícil ser nuevo y original! ¿No se enamora Fausto de Elena, que vivió dos mil quinientos años antes de que él naciese? ¿No hay un cuento árabe o persa, donde un príncipe musulmán, que vivió doscientos o trescientos años después de Mahoma, está perdidamente enamorado de cierta reina o infanta de Serendib o de Sabá, que floreció en tiempo de Salomón y fue rival de la Sulamita?
Enamoróla el oropel de sus vistosos trajes, encantáronla sus romances, que de cada uno que componía daba veinte traslados, llegaron a sus oídos las hazañas que él de sí mismo había referido, y, finalmente, que así el diablo lo debía de tener ordenado, ella se vino a enamorar dél, antes que en él naciese presunción de solicitalla.
Apartando de mi espíritu toda prevención apasionada, no considerando el asunto ni como católico, ni como sectario de ninguna otra doctrina religiosa, aceptando por un momento la más completa indiferencia en punto á religión, hablando y decidiendo en virtud de un criterio librepensador y racionalista, yo, lejos de condenar la Compañía de Jesús, me siento irresistiblemente inclinado á glorificarla y á dar por seguro que honra en extremo á España que entre nosotros naciese su fundador, cuya obra pasmosa me parece que importó muchísimo en la historía del linaje humano, haciendo de Ignacio de Loyola, no sólo el digno rival de Lulero, sino el personaje que se le sobrepone y le eclipsa.
Esto es una patraña que hizo correr por las gentes la ociosidad, i el odio i el desprecio de los cristianos españoles contra todos los hebreos: i es igual en todo á aquella que aun corre por el vulgo, pregonando que los judíos tienen rabo, porque como los sabios en su lei eran llamados rabís, í de esta causa naciese darles el nombre de rabinos, sin duda la plebe por ridiculizarlos, ó porque verdaderamente creyese un tan grande absurdo, comenzó á derramar estas voces, que en sí no tienen mas verdad que lo que va aquí declarado con respecto á los que se daban á crucificar niños por conmemorar la pasion de Jesucristo.
En cuanto naciese el hijo». Más hubo. Reyes se hizo supersticioso a su manera; y si bien desechó por absurda, aunque simpática y bella, la idea de hacer una promesa a la Virgen del Cueto, imagen milagrosa de las cercanías, decidió sacrificar al buen éxito del parto todos sus vicios, todos sus pecados. «La estricta moralidad, pensó, será para mí, como si dijéramos, Nuestra Señora del Buen Parto». Hizo examen de conciencia, y no encontró más pecado gordo que el de las cartas adúlteras.
Sí, amigo mío, ¡pero se derramaban más líquidos corrompidos que otra cosa! Usted fomentaba la podredumbre social sin sembrar una idea. De esa fermentacion de vicios solo podía surgir el hastío y si naciese algo de la noche á la mañana, sería á lo más un hongo, porque espontáneamente solo hongos pueden nacer de la basura.
Vió con la imaginación la plácida vida de la estancia, los juegos de la chiquillería rubia, que él acariciaba á espaldas del abuelo, antes de que naciese Julio. Durante unos años había dedicado á sus sobrinos todo su amor, desorientado por la tardanza de un hijo propio. De buena fe se conmovió al pensar en la desesperación de Karl.
Palabra del Dia
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