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Actualizado: 5 de junio de 2025


El cigarro que fumaba se me cayó de la mano, y yo no cómo no me caí de espaldas. ¡Un faro de cuatro tinsines que viven muriendo tras las telarañas que adornan los vidrios de un farol!

Para morir jamas le falta tiempo Al que quiere morir desesperado: Siempre seremos á sazon y á tiempo Para mostrar muriendo el pecho osado, Mas porque no se pase en valde el tiempo, Mirad si os cuadra lo que aqui he ordenado, Y sino os pareciere, dad un modo Que mejor venga, y que convenga á todo.

Isidora volvió a pensar en que nunca más saldría a la calle sin guantes. «¿Querrás siempre a este pobre Miquis, que te quiere más?... Desde que te vi en Leganés, me estoy muriendo, no lo que me pasa, no estudio, no duermo, no puedo apartar de esos ojos, ese perfil divino y todo lo demás». Ella empezó a comer otra naranja, y él la miraba embebecido.

Nos gusta más Homero, ciego y vagabundo; Cervantes, que, según la gente, no tuvo qué cenar cuando terminó el Quijote; Shakespeare, cómico de lengua y empinando el codo en las cervecerías; Beethoven, pobre sordo... y Colón, muriendo de hambre sobre unas pajas, sin haber recibido blanca por sus descubrimientos.

No pienses que la amistad y la admiración que me infundiste con tus embustes, se ha trocado en amor lascivo. Se ha trocado en asco. Si continúas aquí corres peligro de que te asesine. Sólo muriendo a mis manos y no gozándome conseguirás ya arrojarme en el infierno.

No le había enviado el almuerzo y seguramente tampoco le enviaría la comida. Los pigmeos, ocupados en su guerra de sexos, no se acordaban de él, y le dejarían morir de hambre. El Hombre-Montaña, después de llamar tanto la atención, había pasado de moda, como esos artistas viejos que hicieron correr las muchedumbres hacia su persona y acaban muriendo en un hospital.

En este medio se pasaba mucha gente á los turcos y morían muchos, así por la falta de medicinas como por el mal gobierno que había en el hospital, que aun para enterrar los muertos no nos supimos dar maña, sino echarlos de la muralla abajo, para que entendiesen los enemigos lo poco que podíamos durar, porque huyéndose y muriendo tantos, no podía faltar de verse presto el cabo de nosotros.

Aquellos buenos hombres llegaron a él, y dando voces le despertaron y le suplicaron quisiese socorrer a aquel pobre que estaba muriendo, y que no mirase a las cosas pasadas ni a sus dichos malos, pues ya dellos tenía el pago; mas si en algo podría aprovechar para librarle del peligro y pasión que padecía, por amor de Dios lo hiciese, pues ellos veían clara la culpa del culpado y la verdad y bondad suya, pues a su petición y venganza el Señor no alargó el castigo.

Muriendo D. Rodrigo a orillas del Guadalete y en Hasting Haroldo, encubrieron con su sangre el oprobio de la rápida conquista de España y de Inglaterra por moros y normandos.

Vendrá, vendrá él, y te aseguro que si tarda cuatro días es mucho tardar. ¿No ves que esa familia no tiene un nene que la alegre?... ¡si se están todos muriendo de ganas de chiquillo...! , trabájalo bien, que nos ha venido Dios a ver con este hijo de nuestras entrañas... Yo estoy muy orgullosa, porque él Santa Cruz es como hay Dios; pero su poco de Izquierdo no se lo quita nadie: las dos familias están de enhorabuena... Ya he empezado yo a sacudirme las pulgas, y esta tarde le eché su puntadita a Plácido para que nos diera la casa gratis... ¿Qué te crees?... Si están los Santa Cruz con tu hijo como chiquillos con zapatos nuevos... Te diré una cosa que no sabes.

Palabra del Dia

rigoleto

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