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Actualizado: 16 de mayo de 2025
¡Anday, judíos! exclamaba una moza del partido azotando con un zueco la espalda de muchos de sus conocidos, peones de albañil y canteros. Detrás del duelo iba una escasa representación del sexo débil; pero, según las de la cesta y las de las fuentes públicas, «eran malas mujeres». ¡Anda tú, pendón! ¿Adónde vais, pingos?
Sirve a la mesa Remedios. Remedios es una moza fina, rubia, limpia, compuestita, callada, que pasa y repasa suavemente la mano por encima de las viandas, oxeando las moscas, cuando las pone sobre la mesa; que coloca el vaso del agua en un plato; que permanece a un lado silenciosa, apoyada la cara en la mano izquierda y la derecha puesta debajo del codo izquierdo; que algunas veces, cuando por incidencia habla, mueve la pierna con la punta del pie apoyada en tierra.
Demasiado buena moza, demasiado hermosa, por desgracia... pero ya está ahí... vete... por ahí... Y le señaló á Santos una puerta de escape. La condesa entró en el despacho del duque, cerró la puerta, y asiendo un sillón, le acercó al del duque y se echó el manto atrás. ¿Qué es esto, Catalina? ¿qué es esto? ¡Pálida, llorosa, con los ojos encendidos! ¿Qué tienes, condesa?...
Tomando pie de aquí, continué yo explorando la calidad y el tamaño de sus ambiciones de mujer; y de cuadro en cuadro y de supuesto en supuesto, fui a parar a que en respuesta a otra pregunta mía, me dijera: Pues con toda verdá de la mi alma, y así Dios me castigue si le miento: como deseos, por decir propiamente deseos de mujer moza, vamos, lo que yo pediría, puesta a pedir, tocante a ese particular, es una vida como la que ahora llevo.
Estaba su casa limpia y bien adornada; la señora era moza, hermosa, discreta y cortés, y la sociedad amable; y decia Babuco entre sí: Sin duda que habia perdido el juicio el ángel Ituriel, quando queria destruir una ciudad tan cumplida.
Sin embargo, no se podía dudar que la victoria quedaba por los labradores. A la cabeza de estos estaba una mujer, casada ya, celebrada por buena moza, Rosa, la que llenaba con mayor presteza los faroles de picadura. Con el traje propio de su sexo, Rosa era un tanto corpulenta en demasía; con el de labrador no había que pedirle.
Ó conmigo, paloma. ¡Por San Jorge! la vida es corta y lo mejor es hacerla alegre. ¡No vuelvan á ver mis ojos el puente de Chester si no le digo dos palabritas á esta buena moza! ¿Qué lleva el lagarto ese bajo el brazo? preguntó un tercero. Á ver, manojo de huesos. Venga el envoltorio.
Sin duda la han limpiado en común para quitarle el vaho del mar... Maltrana continuó, después de una breve pausa: Esa señora que entra retrasada, tan alta y buena moza, es una chilena, ¡Qué mujer!, ¿eh, Ojeda? ¡Qué cuello, qué andares de reina, qué brillantes!... Pero no hay ilusiones posibles.
Ordena el diablo que a la hora y punto que la moza iba subiendo por la escalera, que era angosta y oscura, con los platos y olla, yo estaba en un paso de una montería, y daba grandes gritos componiendo mi comedia; y decía: Guarda el oso, guarda el oso, que me deja hecho pedazos, y baja tras ti furioso;
Deseando enamoraros, Moza de cántaro soy, Por agua á la fuente voy. Tenéos... DO
Palabra del Dia
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