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Actualizado: 23 de mayo de 2025
No era aquello el canto numeroso ni el expresivo lloro de las Musas, sino el berraquear insoportable de un chico mimoso y recién castigado. «Música alemana, ¿eh? indicó Relimpio con airecillo de suficiencia . Señor de Miquis, si eso parece un solo de zambomba...
Y aquellas damas se pusieron todas a lamentarse de las deficiencias que ofrecía el asilo, a pintarlo con negros colores, a proponer reformas en él para dejarlo confortable. El duque las escuchaba con risueña indiferencia, con la atención un poco burlona que se presta a un niño mimoso. Bien, bien; ya arreglaremos eso; pero antes déjenme ustedes poner el negocio en marcha, ¿verdad Regnault?
Dejábase caer en el suelo, le llamaba, le traía hacia sí y principiaba a pasearle las manos por el lomo, a rascarle la cabeza y hacerle cosquillas debajo del cuello, murmurándole al mismo tiempo en el oído palabras de cariño, un gorjeo mimoso que el animal acogía con espasmos de voluptuosidad. «Te quiero, te quiero. Tú eres muy bueno. ¿Verdad que eres bueno?
Y a la tal preguntita, que había venido a ser tan frecuente como el pestañear, el que estaba de turno contestaba Chí, dando a esta sílaba un tonillo de pronunciación infantil. El Chí se lo había enseñado Juanito aquella noche, lo mismo que el decir, también en estilo mimoso, ¿me quieles?, y otras tonterías y chiquilladas empalagosas, dichas de la manera más grave del mundo.
Ella dijo, con acento mimoso de niña pequeña: Sí, yo quiero que me lleves.... Pero ¿cómo?... No puedo andar.... Estoy muy cansada.... Tengo abajo al Romero, ¿sabes? Nos lleva a los dos en un vuelo. ¿En un vuelo? murmuró Carmen con deleite . Yo tengo muchas ganas de volar.... Salvador temió que delirase. Tenía un poco de fiebre y estaba muy decaída.
La debilidad del cuerpo trae necesariamente flojedades lamentables al carácter más entero. Una enfermedad prolongada remeda en el hombre los efectos de la vejez, asimilándole a los niños, y el buen Bringas no se libró de este achaque físico-moral. El abatimiento encendía en él ardores de ternura, y la ternura se traducía en cierto entusiasmo mimoso. «Hijita, no me digas que eres mujer.
Lo malo es que á la salida de misa había visto también el indiano á la niña de la fuente, y no hay que decir si, con su ropa dominguera y su cara de pascua, y por la fuerza del contraste, le pareció bonita, dulce, encantadora, máxime cuando, bajando los ojos y con mimoso dengue, la moza le preguntó «si hoy no quería agüiña bien fresca.» ¡Vaya si la quería!
Maxi se rascó una oreja, y sacando de su alma a los labios una sonrisa extraña, cuya significación no pudo entender la señora de Quevedo, «la pájara mala dijo con acento de niño mimoso , enséñemela usted... y el pollo... enséñemelo también». No, no, ahora no replicó doña Desdémona empujándole hacia la puerta . Mañana los verá... Vaya ahora a decirle esto a su tía. v
Temió una traición de aquella gata; temió, así Dios le salvase, un tremendo mordisco sobre la yugular, una sangría suelta... pero al retroceder con un ligero esfuerzo, sintió sobre la nuca el peso de dos brazos que le apretaban con tal especie de ahínco, que no podía confundirse con la violencia ni el dolo malo; y acabó de entender, con gran sorpresa, de qué se trataba, cuando oyó un gemido ronco y mimoso, de voluptuosidad soñolienta, imperativa en medio del abandono, gemido que él conocía perfectamente y cuyo significado no podía confundirse con nada.
Esto sólo daba por resultado mayor despego en las criaturas mezclado de miedo. En cuanto a Gonzalo, tenía en Cecilia una hermana y una madre atenta siempre a evitarle disgustos, a separarle los abrojos del camino. En ella descansaba, a ella acudía como un niño grande y mimoso, impacientándose cuando no cumplía al instante sus deseos, molestándola más de la cuenta.
Palabra del Dia
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