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Y a la tal preguntita, que había venido a ser tan frecuente como el pestañear, el que estaba de turno contestaba Chí, dando a esta sílaba un tonillo de pronunciación infantil. El Chí se lo había enseñado Juanito aquella noche, lo mismo que el decir, también en estilo mimoso, ¿me quieles?, y otras tonterías y chiquilladas empalagosas, dichas de la manera más grave del mundo.

No somos niños y no debemos decir chiquilladas... Todo eso cae por tierra con una sola palabra, dijo Tragomer. Se ha condenado á Jacobo la Freneuse por haber matado á Lea Peralli, y Lea Peralli vive. ¿Usted la ha visto? preguntó el magistrado con acento burlón. Y la he hablado. ¡Oh¡ ¿Cuándo? Hace tres meses, próximamente. ¿Dónde? En San Francisco. ¿Y ella ha declarado ser Lea Peralli?

CUESTA. ¡Cosas de chicos! EVARISTA. No puede usted figurarse, amigo Cuesta, lo incomodada que me tiene esta niña con sus chiquilladas, que no son tan inocentes, no. CUESTA. Veamos. DON URBANO. Eso es: «del cosmos, simbolizando en su luminosa mirada, en su boca divina, el poderoso agente físico que...» Pues aquí hay otra. CUESTA. ¿A ver, a ver esa? EVARISTA. Hija, tu cuerpo es un buzón.

El señor Pasta escuchó impasible al principio y, aunque estaba enterado de las gestiones de los estudiantes, se hacía el ignorante como para demostrar que nada tenía que ver con aquellas chiquilladas, pero cuando sospechó lo que de él se quería y oyó que se trataba de Vice Rector, frailes, Capitan General, proyecto, etc. su cara se oscureció poco á poco y acabó por exclamar: ¡Este es el país de los proyectos!

Quedóse, pues, nuestro héroe parado como un bobo a la altura de la fuente de la Cibeles y burlándose de propio por la serie de tonterías y chiquilladas que acababa de hacer.

El Delfín afectaba una gravedad y un seso propios de su talento y reputación; pero acentuaba tanto la postura, que parecía querer olvidar con una conducta sensata las chiquilladas del periodo catarral. Con su mujer mostrábase siempre afable y atento, pero frío, y a veces un tanto desdeñoso. Jacinta se tragaba este acíbar sin decir nada a nadie.