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Actualizado: 4 de junio de 2025
Bien poco le quedaba que hacer a Leto en aquella escena que tanto le imponía desde lejos. Todo se lo daba hecho Nieves; todos los caminos le abría ella; y ¡con qué dulzura de mirar, con qué timbre de voz tan melodioso, con qué volubilidad tan espontánea y hechicera! Había que ser un leño para no atreverse, con aquel estímulo que le parecía sobre humano, a ser un poco sincero y expresivo también; y se atrevió a serlo. Dijo el por qué de no haber subido a Peleches en dos días. ¡
Apolonio, en aquellos instantes, flotaba sobre la tristeza del mundo y sobre las nubes luctuosas, como el espíritu melodioso de Jehová sobre el caos primieval. Señorito, que las alubias se pasan rezongó con acritud la asistenta, asomando el morro por una puerta . Son ya las diez de la noche. ¿Qué habla usted ahí, incivil criatura? replicó Apolonio, con sobresalto.
Cuando la densa bruma Los valles enlutaba, Cuando la blanca espuma Los mares circundaba, Cual mágicos concentos Nacian los acentos Del arpa de Ossian. Al eco melodioso La bruma relucía, Y en carro vaporoso Celeste aparecía Poblando la colina, La sombra de Malvina, De Morven y Fingal.
Cien años habría yo buscado en el fondo de mi pecho torturado y abrasado, antes de encontrar una sola palabra que valiese un suspiro de aquel melodioso instrumento que decía tantas cosas y no sentía ninguna. Magdalena le escuchaba anhelante. Yo estaba detrás de ella tan cerca como permitía el respaldo de su butaca, en el cual me apoyaba.
En la lira femenina el cordaje más melodioso pertenece a Adelina Gurrea, toda sentimiento y emoción. Y asombrárase el leyente de que no haya aparecido todavía el nombre del doctor Rizal, cuya soberana poesía Ultimo Adiós ha recorrido el orbe. Sí, Rizal fué poeta; pero secundariamente.
En un retrete inmediato estaban todavía las cuerdas de las campanas; una, más delgada que las otras, movía la campana clara y sonora, que llamaba los fieles a misa; otra hacía vibrar el bronce retumbante y melodioso, como una banda de música militar; grave, aunque animada, en compañía de sus acólitas, menos estrepitosas, anunciaba las grandes festividades cristianas.
Se quiere hacer á la mar. ¿Hay quien se quiera embarcar? El Demonio hace una brillante descripción de la belleza del país, á donde se dirige la barca; la Memoria les advierte el engaño, pero se aletarga al oir un nuevo canto más melodioso, y cae ensordecida en la orilla, mientras que el Alma y el Deseo suben en la barca.
Tú, de celeste acento, melodioso rival de filomena, que en variado concento en la noche serena disipas del mortal la amarga pena; Tú, que la pena dura animas al impulso de tu mente, y la memoria pura del genio refulgente eternizas, con genio prepotente; Y tú, que el vario encanto de Febo, amado del divino Apeles, y de Natura el manto, con mágicos pinceles trasladar al sencillo lienzo sueles;
Huyen del mustio viejo las Camenas; Si la flauta de Pan su labio toca, Allí perece el desmayado aliento, Sin convertirse en melodioso viento, Y la risa del sátiro provoca.
Cien años despues ¿no tuviste aun en el trono de los califas á ese magnánimo Abd-el-rhaman III, que despues de haber llevado sus armas vencedoras al interior de Castilla, al Africa, al Egipto, construyó junto á tus muros los palacios de Medina Azarah y te arrulló al melodioso son de los sublimes cantos que inspiró á tus poetas? ¿No viste á poco brillar de nuevo la estrella de Augusto en la frente del generoso el Hakem, de ese el Hakem II de quien dijeron los árabes que habia logrado convertir en rejas de arar tus armas, en pacíficos labradores tus guerreros? ¿No viste entonces cubrirse de flores tu campiña; de numerosos rebaños, las cumbres de tus cerros; de una rica vegetacion, las faldas de tus colinas pintorescas; de sabios, tus alcázares dorados; de peregrinos, tu mezquita djehma; de oro, tus robustas arcas?
Palabra del Dia
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