Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 30 de junio de 2025


Pero ya ve usted, en los viajes nunca se sabe lo que puede ocurrir... A lo mejor falta la diligencia o las caballerías... Una enfermedad... ¡Quién sabe!... ¡Válgala Dios, señorita, no se ponga a pensar esas cosas!... Iré por otra. Por falta de maleta no se quede. Entre ambas acomodaron en ella algunas mudas de ropa blanca, zapatillas, peines, el breviario, etc., etc.

Volvió el matador a repetir su juego, y otra vez clavó el estoque, haciendo estremecerse a la fiera. ¡Dos! cantaron en los tendidos burlescamente. Repitió el intento de descabello, sin más resultado que un mugido de la fiera, dolorida por este martirio. ¡Tres!... Pero a este coro irónico de parte del público uniéronse silbidos y gritos de protesta. Pero ¿cuándo iba a acabar aquel maleta?...

Cuando ésta se fue a misa con Rosita, advertí que el señor se daba gran prisa por meter en una maleta algunas camisas y otras prendas de vestir, entre las cuales iba su uniforme. Yo le ayudé y aquello me olió a escapatoria, aunque me sorprendía no ver a Marcial por ninguna parte.

Añadía la carta que no había que pensar en los gastos, y concluía suplicando encarecidamente á Jerónimo no se negase á aquella demanda. A aquella carta acompañaba una maleta, y dentro de la maleta se encontraron ropas para Juan y doscientos ducados en oro.

Cuando Juan cumplió los diez y ocho años, acompañaron á la maleta y al dinero una espada y una daga magníficas, aunque muy sencillas, como convenía al hijo de un hidalgo pobre.

Jamás salía a pie. Su marido era un buen hombre que se esmeraba en complacerla y estimarla a medida que iba ella engordando y enriqueciéndose él, y ni él ni ella pensaban volver a Villavieja ínterin no pudieran ser allí los señores más ricos de toda la provincia; y esto, no por pujos de vanidad, sino por el honrado deseo de que se descubrieran reverentes delante de su marido, muchos mentecatos que le habían tenido en poco en la villa por ser hijo de quien era y caberle en la maleta todos sus caudales.

Ya me despedí. ¿Y queda contenta? Muy contenta...; como nunca.... ¿Está seguro, señorito? Segurísimo.... Anda, Rita, prepárame el equipaje...: pon lo que te parezca...; poca cosa, una maleta pequeña. ¿Va entonces por poco tiempo? No lo todavía...; ya veré. Y se encerró en su cuarto, en un paseo incansable, como de fiera enjaulada.

Pero en la enfermedad de mi tío se han ido nuestros últimos maravedises; ni aun maleta he podido traer... porque... toda mi hacienda la llevo encima. ¡Diablo! ¡Diablo! pero vos os volveréis al pueblo. ¿Y qué he de hacer allí después de muerto mi tío, por quien únicamente permanecía en el pueblo? De modo, que... Aquí me estaré. ¡Y os venís así á la corte, sin dinero... y aun sin camisas!

Apunte usted, secretario: estas gentes vienen a estudiar: me parece que los enviaremos al tribunal de Logroño... ¿Qué trae usted en la maleta? Libros... pues... Recherches sur... al sur ¿eh? este Recherches será algún autor de marina: algún herejote. Vayan los libros a la lumbre. ¿Qué más? ¡Ah! una partida de relojes, a ver... London... este será el nombre del autor. ¿Qué es esto?

Pasó la noche en el corredor, sentado en el borde de una maleta, viendo cómo dormitaban otros con el embrutecimiento del cansancio y la emoción. Fué una noche cruel é interminable de sacudidas, estrépitos y pausas cortadas por ronquidos. En cada estación las trompetas sonaban precipitadamente, como si el enemigo estuviese cerca.

Palabra del Dia

accidents

Otros Mirando