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Actualizado: 24 de junio de 2025


Creo en todas sus maldades porque mi madre me las ha dicho; y creo que Dios, á quien el Comendador es simpático, se las va á perdonar, como yo se las perdono. ¿No es una monstruosidad, no es una aberración este cariño hacia una persona casi desconocida? Yo me condenaba antes por mi inclinación á D. Carlos, á despecho, á escondidas de mi madre.

Si yo no hubiese vivido nunca, lo que amo viviria todavia; si no hubiera amado nunca, lo que amo aun conservaria la hermosura, la felicidad y el don de poder hacer dichosos. ?Que se ha hecho la victima de mis maldades?... Un objeto en el cual no me atrevo a pensar... Nada quizas... De aqui a algunas horas habre salido de mis dudas... Sin embargo tiemblo al ver llegar el momento deseado... Hasta ahora jamas me ha hecho temblar el acercarse un espiritu bueno o uno malo... Me estremezco... Siento un peso de hielo sobre mi corazon.

El rei Enrique III envió varias cartas á los alcaldes de todas ellas ordenándoles que de ningun modo consintiesen en aquellas maldades, hechas tan en daño de los infelices hebreos; pero ni las ciudades, ni las villas, ni los caballeros hacian caso de las cédulas reales.

En este canto te trata de la toma y robo del puerto de Santos y San Vicente y de los insultos y maldades que allí hizo el Capitan Tomas Candish, Señor de Mitiley, y Capitan General de la Reina de Inglaterra. Si solo viene el mal, decir se suele Bien vengas mal; mas siendo acompañado, Mas grave es el segundo, y aun mas duele El golpe, cuando viene redoblado.

Servando por su parte, no obstante la bajeza de su orígen, pues descendia de esclavos de la iglesia de Córdoba, habia escalado con sus maldades la dignidad de conde de los cristianos; honra que solo correspondia á los de linage ilustre; y baste saber que era avariento, soberbio, cruel, malvado finalmente en todo, para imaginarse hasta dónde llegaria lo opresivo de su conducta.

La verdad es, por más que sea muy triste verdad, que las más nobles virtudes y las más acendradas excelencias morales, no llegan a dar clara muestra de ni se manifiestan bien ni resplandecen, si los vicios, los pecados y las maldades no dan ocasión o causa para ello.

Llegó por fin; y al subir jadeante la escalera de su casa, razonaba sus esperanzas de esta manera: «No salgan ahora diciendo que es por mis maldades, pues de todo hay...» ¡Qué desengaño al ver la cara de Rufina tan triste, y al oir aquel lo mismo, papá, que sonó en sus oídos como fúnebre campanada! Acercóse de puntillas al enfermo y le examinó.

Pero su pasado le infundía miedo: eran muchas las maldades que llevaba realizadas contra este país. Tal vez la perdonasen la vida teniendo en cuenta la espontaneidad de su acto; pero el presidio, la reclusión con el pelo cortado, vestida de ruda estameña, condenada al silencio, sufriendo tal vez hambre y frío, le inspiraban una repulsión invencible... No: antes la muerte.

Es cierto que los reinados de los godos fueron llenos de fraternos odios, i todo género de insultos i calamidades. Ellos como gente bárbara i rústica estaban dominados por la fuerza de las pasiones, i especialmente por la ambicion, de suerte que con furiosa presteza ejecutaban cuantas maldades les sugerian sus entendimientos desbocados.

-A eso se puede imaginar -respondió la duquesa- que, arrepentido del mal que había hecho a la Trifaldi y compañía, y a otras personas, y de las maldades que como hechicero y encantador debía de haber cometido, quiso concluir con todos los instrumentos de su oficio, y, como a principal y que más le traía desasosegado, vagando de tierra en tierra, abrasó a Clavileño; que con sus abrasadas cenizas y con el trofeo del cartel queda eterno el valor del gran don Quijote de la Mancha.

Palabra del Dia

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