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Actualizado: 16 de julio de 2025
En medio de éste es donde los dos se encuentran. Gertrudis, con la cabeza envuelta en un pañuelo obscuro, estaba desde hacía bastante tiempo debajo de los árboles, abrigándose de la lluvia; y, al ver surgir la alta figura de Juan al otro lado de la presa, se ha lanzado a su encuentro. ¿Eres tú, Gertrudis? pregunta él apresuradamente tratando de ver su rostro.
Había pasado la vida en su casa de Vd. y en el Seminario, no había visto ni tratado más que a mis compañeros y maestros; nada conocía del mundo sino por especulación y teoría; y de pronto, aunque sea en un lugar, me veo lanzado en medio del mundo, y distraído de mis estudios, meditaciones y oraciones por mil objetos profanos. 20 de Abril.
Hans y el chino fueron en un instante reducidos a la impotencia, antes de que pudieran hacer uso de sus armas. El Capitán, empuñando un hacha, se había lanzado fuera tratando de guarecerse en la selva; pero no pudo lograrlo, porque se vió rodeado por un numeroso grupo de salvajes y hecho prisionero, a pesar de su desesperada defensa.
Los insurgentes de Balmuff se habían lanzado con piedras y palos sobre la Universidad de su capital, apoderándose de ella sin más esfuerzo que repartir unos cuantos garrotazos entre los profesores femeninos y otros empleados de igual sexo que dependían del lejano y omnipotente Momaren.
Demostrado con toda evidencia deja el señor conde que el espectáculo más nacional en España es el de las corridas de toros. Demuestra además con gracia, discreción y abundante copia de razones que las tales corridas no son feroces, ni inmorales, ni merecedoras de la censura acerba que no pocos sujetos autorizados y varios escritores de nota han lanzado contra ellas en épocas distintas.
Ahora bien; apenas había lanzado Zipette estas aladas palabras, cuando la doncella de al lado, dirigiéndose a la concurrencia, aludió a ciertas golfantas que merecían recibir una buena azotaina; agregó que los caballeros y las señoras a quienes interesara este espectáculo no tendrían que esperar mucho tiempo para verlo.
Como dicen que se ocupa usted en fisgar todo lo que sucede en su casa, quizá por eso no la quiera tanto. El dardo fué certero y lanzado con vigor. En efecto, el hórreo de la tía Rosenda, próximo á la morada de don Félix por la parte de atrás, era cómoda atalaya desde donde la vieja espiaba noche y día. Una verdadera pesadilla para el capitán.
Pero aquel rostro ofrecía una expresión tan triste y dolorida, que no pudo menos de gritar: ¡Marta, Marta!, ¿qué tienes?... Y el mismo grito que dio le hizo despertar. Marta seguía al lado del balcón, en la sillita baja, absorta al parecer en su tarea. Y, no obstante, el joven, aunque ya despierto, estaba convencido de que había lanzado un grito.
No lo aseguro. Pero pasado algún tiempo es fácil que consintiese. Sólo Dios es eterno. Y usted desea.... Lanzado de improviso a un mar de confusiones, D. Benigno no pudo decir más. Su amigo, quizás arrepentido de haber hecho una declaración imprudente, trató de tranquilizarle hablándole de lo bien que dirigía Cristina la dichosa nave del Estado.
¡Un simple resfriado! ¡Y yo que me creía poseedor de una enfermedad importante!... Profundamente avergonzado, yo he cogido entonces mi sombrero y me he lanzado a la calle, sumido en amargas reflexiones. El fracaso es evidente decía yo para mis adentros . ¿Con qué cara me presento ahora ante los amigos?
Palabra del Dia
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