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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Verá el señorito lo que tardan en juntarse unos y otros, y entonces será ella. Ya se incendian en el campo muchos pajares, sin que se vea la mano que les prende fuego. Dupont se exaltaba. Mejor: que se uniesen todos, que se sublevaran cuanto antes, para acuchillarlos, y obligarles a volver a la obediencia y la tranquilidad.
La carne que comen es de ciervos, puercos, avestruces y conejos, que, excepto en la cola, se parecen á los gatos. De aquí navegamos á los indios Mepenes, que viven esparcidos, ocupando 40 leguas de país en cuadro, y pueden juntarse por mar y tierra en dos dias, 10,000 indios de guerra; y es mayor el número de canoas, de las cuales en cada una, caben 20 indios.
Se había hablado mucho más; se había contado la historia del Provisor tal como la narraba la leyenda escandalosa. Convinieron, hasta los más prudentes, en que era preciso fundar seriamente aquella sociedad propuesta por Foja. Se acordó juntarse a cenar una vez al mes y hacer gran propaganda contra el Magistral.
Jacobo hizo una pausa, algo cortado; y Curra, con su voz más dulce, le preguntó: ¿Cómo? Alentado por la blandura de Curra, Jacobo precisó sus consejos: Tal vez convendría que usted evitara ciertos afeites y tinturas... Sus trajes son quizás demasiado elegantes... Entre sus amigas hay un grupo de damas con quienes no debiera juntarse tan a menudo... ¡Y ese tontuelo de Paco!
Sus caras, al juntarse, estaban húmedas y chorreantes por la niebla. Ella besó como en la primera noche, de abajo arriba, entornando los ojos, palpitantes las alillas de la nariz, frunciendo los labios, como una flor que cierra sus pétalos. Pero Fernando sólo encontró en esta caricia una sensación lejana, semejante a la de un perfume desvanecido, a la de una música borrosa.
La moral, la moral elegante quedaba a salvo con que el amante no entrase en el mismo coche, aunque fuesen pocos minutos después a juntarse en el dulce retiro de un gabinete particular. Cuando Clementina llegó a su casa eran las seis y media. Silbó el cochero. Salió de su pabelloncito el portero a abrir la puerta de la verja y luego la del coche. El mismo se encargó de pagar al cochero.
Habiendo ganado aquella noche á dos de los principales, no tardó mucho el pueblo en juntarse todo el día siguiente, y después de un largo razonamiento de los misterios de nuestra Santa Fe, y de las obligaciones para vivir cristianamente, hizo el santo varón levantar una cruz y junto á ella armar el altar portátil, con las imágenes de Cristo Nuestro Señor, de la Santísima Virgen y de San Miguel Arcángel; y arrodillados todos las adoraron profundamente, gritando en alta voz: «Jesucristo, Señor nuestro, vos sois nuestro Padre; María Santísima, Vos, señora, sois nuestra Madre» y no contentos con esto, repitieron lo mismo con gran fiesta y alegría y con danzas, guiadas más de la devoción que del arte.
Y al mismo tiempo, según la tenía cogida por las yemas de los dedos, la atrajo contra sí hasta juntarse ambos cuerpos, y le dio un beso sonoro, largo y apretado, uno de esos besos que despiertan en los ángeles deseo de pedir licencia para venirse al mundo.
Otras, las más resueltas, dedican sus esfuerzos a la caza de cigarras y otros bichos temerosos. Pero luego tornan a juntarse porque hay una chica muy aturdida que apuesta a encaramarse en un árbol si la ayudan, y hay otra maligna que dice que sí, que ella la ayudará. Manos a la obra. Empezó la animosa joven, que se llama Consuelo, a poner sus piececitos en las rugosidades del roble más asequible.
Lo mismo que la fortuna: palabras vacías de sentido con que trata el hombre de descargar en seres ideales la responsabilidad de sus desatinos; las más veces, nada. Casi siempre el talento es todo. No hay cosa como una Junta, si se trata, sobre todo, de juntarse aquellos a quienes Dios crió.
Palabra del Dia
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