Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 24 de mayo de 2025
ELOY. Yo dormía y soñaba que acababa de ser nombrado presidente de la Comisión de Presupuestos, cuando unos golpes retumbaron en la puerta; recuerdo que, medio dormido, murmuré: «¡Levántate, Julia...! ¡Es el correo!» Julia es mi mujer. Los golpes se hicieron más recios; mi compañera fué a abrir con una precipitación que me asombró.
No me interrogó acerca de mi permanencia en Nièvres: con sólo verme había adivinado que todo estaba concluido. No había motivo para hablarle de Julia; él no tenía por qué decirme nada respecto a Magdalena. Los lazos que nos habían unido por espacio de más de diez años acababan de romperse a la vez, a lo menos para largo tiempo.
Era un hermoso castillo en un bosque, «la más romántica residencia, para una mujer, que acaso comparte con usted, a su manera, las añoranzas del campo y sus aficiones de solitario.» Por su parte Magdalena le escribía a Julia, sin duda con fraternales expansiones que no llegaban hasta mí. Una sola vez, durante aquellos meses de ausencia, recibí una breve carta suya hablándome de Agustín.
Julia Pico, de cuarenta y cinco años, nacida en Bellano, en las márgenes del lago de Como, estaba en el servicio de la Condesa d'Arda desde la niñez de ésta, cuando vivía en la casa paterna en Milán. ¿Usted ha dicho que en patrona manifestó varias veces el propósito de morir? Sí. ¿Desde cuándo? Desde hace mucho tiempo... más de un año. ¿Nunca habló usted de ese peligro al amigo de la Condesa? Sí.
Muy temprano me despedí de Julia y dirigí al señor D'Orsel palabras de agradecimiento que procuré decir con la mayor serenidad posible. Después, no sabiendo en qué ocupar el día y no teniendo interés, por decir así, en el empleo de una vida que sentía desprenderse de mí minuto a minuto, fui a ponerme de codos en la balaustrada que caía sobre los fosos y allí permanecí no sé cuánto tiempo.
Ya sabe usted que el señor De Nièvres tiene el propósito de que pasemos a lo menos los meses del invierno. Oliverio y usted vendrán a fin de año. Mi padre y Julia vienen conmigo. Allí casaré a mi hermana. ¡Oh! tengo para ella toda suerte de ambiciones, las mismas poco más o menos, que para usted y al expresar esa idea se ruborizó ligeramente.
Este carácter no tenía ocasión de manifestarse con él, porque evitaba escrupulosamente todo motivo de choque o disgusto; pero se mostraba en toda su violencia y a cada hora del día con su hija Julia.
El padre hace criar á Julia, la hija, en su casa; pero el hijo crece y se educa en el extranjero, desconocido de su padre, y después se enamora de Julia, ignorando que sea su hermana. Otro hermano de Julia provoca al seductor, y muere en la pelea. Julia es encerrada en un convento por su padre, y el hijo de éste entra en una banda de ladrones, y comete crímenes sobre crímenes.
La casa de que Julia le hablara era la de los duques de Barbacana, una de las más antiguas y señoriales de Madrid, un edificio de mediados del siglo XVIII, caserón destartalado, con honores de palacio, formando esquina con una calleja inmediata y rodeado de altas tapias, tras las cuales se alzaban unas cuantas acacias. «No cabe duda se dijo , la casa de los de Barbacana.
Una vez, sorprendiome Magdalena en las alamedas del parque, en medio de mis reminiscencias; acompañábala Julia llevando un enorme fajo de crisantemos que había cogido para ponerlos en los jarrones del salón. Un macizo, poco espeso, de laureles, nos separaba. ¿Está usted componiendo algún soneto? me dijo a través de los árboles. ¿Un soneto? ¿A propósito de qué?
Palabra del Dia
Otros Mirando