Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
Además, las dos jóvenes lloraban que era un desconsuelo. Sucedióle á Montiño lo que á muchos que se creen invencibles antes del combate: huyó á la vista del enemigo. Y huyó, literalmente hablando. Luisa, al verle huir, sintió una especie de perverso consuelo. Había adivinado algo aterrador en Montiño. Se había visto descubierta. Había temblado. Pero al huir Montiño se tranquilizó.
Ya se podía reposar en aquellas riberas. Los genízaros del turco no eran ya invencibles, ni, deshecha su poderosa flota, para Europa podía ser una amenaza el poder del turco. Con razón se enorgullecía Cervantes de haberse hallado en aquella jornada memorabilísima y de las heridas gloriosas que en ella había recibido. Volviéronse al fin las naves españolas a Nápoles y Sicilia.
Pero si nos empeñamos en creer punto menos que invencibles á los mulatos y negros insurrectos y en que se acabó ya la sustancia de que en España se forjaron en otras edades los ilustres guerreros, ni el Gran Capitán que resucitase y fuese por allí atinaría con una inspiración dichosa, ni haría algo de provecho, mientras que con fe tal vez bastaría un clérigo como el licenciado Pedro Lagasca, ya que no se puede suponer que ni Maceo ni Máximo Gómez valgan más que Gonzalo Pizarro.
En esto del tedio, hay algo que advertir por lo que toca al banquero, por de pronto. No se divertía don Mauricio gran cosa que digamos; pero de aquella misma insubstancialidad de conversaciones, de aquella pequeñez de concurrencia, sacaba él atrevimientos y familiaridades de que estaba muy necesitado para contrarrestar los invencibles titubeos de su naturaleza.
Creíase estar dentro de una ciudad calada, transparente, de un inmenso cosmorama de aquellos que, cuando niños, inquietan nuestra fantasía y despiertan en el corazón ansias invencibles de lanzarse a otras regiones misteriosas y poéticas. Aspirábanse aromas embriagadores. Ni un leve soplo de brisa refrescaba la frente.
Hasta se puede sostener que los bufos son más invencibles. Las razones que contra ellos se aducen son infinitamente menos fundadas.
Su furia salvadora le hacía continuar puñal en mano la imaginaria matanza. ¡Segundo golpe!: el príncipe heredero rodando por un lado y su cabeza por otro. ¡Una lluvia de cuchilladas!: todos los generales invencibles de que hablaba su tía huyendo con las tripas en las manos, y á la cola de ellos, como lacayo adulador que recibía igualmente su parte, el tío de Berlín... ¡Ay, si se le presentase ocasión para realizar sus deseos!
España, armándose toda y rechazando la invasión con la espada y la tea, con la navaja, con las uñas y con los dientes, probaría, como dijo un francés, que los ejércitos sucumben, pero que las naciones son invencibles.
Los criados de don Vicente llevaron su cuerpo, y Roque se volvió a los suyos, y este fin tuvieron los amores de Claudia Jerónima. Pero, ¿qué mucho, si tejieron la trama de su lamentable historia las fuerzas invencibles y rigurosas de los celos?
La explicaba cómo una serie de transiciones invencibles me había conducido poco a poco desde la indiferencia a la atracción, del temor al vasallaje, de la añoranza en la ausencia a la necesidad de no separarme nunca de ella, de la visión de que iba a perderla a la certidumbre de que la adoraba, del afán por su tranquilidad a la mentira, en fin, de la voluntad de callar siempre al afán irresistible de confesárselo todo y de pedirle perdón después.
Palabra del Dia
Otros Mirando