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Actualizado: 3 de mayo de 2025
En un día de esos en que un insomnio prolongado, o un contratiempo de la víspera preparan al hombre a la meditación, me paro a considerar el destino del mundo; cuando me veo rodando dentro de él con mis semejantes por los espacios imaginarios, sin que sepa nadie para qué, ni a dónde; cuando veo nacer a todos para morir, y morir sólo por haber nacido; cuando veo la verdad igualmente distante de todos los puntos del orbe donde se la anda buscando, y la felicidad siempre en casa del vecino a juicio de cada uno; cuando reflexiono que no se le ve el fin a este cuadro halagüeño, que según todas las probabilidades tampoco tuvo principio; cuando pregunto a todos y me responde cada cual quejándose de su suerte; cuando contemplo que la vida es un amasijo de contradicciones, de llanto, de enfermedades, de errores, de culpas y de arrepentimientos, me admiro de varias cosas.
Las trituraciones de plata tienen en estos casos una accion mas segura y mas pronta. 4.º En el insomnio producido por ideas ilusorias durante la primera parte de la noche, con prurito variado y nerviosidad.
Aquella diadema de sombra daba a su rostro matices de poesía crepuscular, como si todo él estuviese formado con tintas y rasgos tomados de la melancolía y sosiego de la tarde. Sus ojos eran pardos y de un mirar cariñoso con somnolencias de siesta o fiebre de insomnio, según los casos; un mirar que lo expresaba todo, ya la generosidad, ya el entusiasmo y siempre la nobleza.
Me ha costado mucho dolor, muchas horas de insomnio, muchas lágrimas separarme de ellas. Déjeme usted que a cambio de tantas lágrimas me ría ahora un poco. De modo dijo el sacerdote con mal reprimida agitación que, olvidando por entero las creencias que usted mamó, la santa religión de sus padres, se declara usted enemigo de Dios...
El despertar para madrugar siempre modifica en el ánimo los proyectos del día anterior. Una noche de insomnio robustece las ideas, las penas ó las alegrías, como por el contrario, las horas en que las sombras baten su beleño sobre nosotros entregándonos al reposo, modifican, alientan, consuelan el espíritu.
¿Te acuerdas?... Pero, ¿para qué hablar del pasado, amado mío? el presente es nuestro, el presente y su delirio, y su alegría embriagadora, y sus ardientes caricias, y su dulce abandono... Vaya... cuando esté sola, cuando, en un ardiente insomnio, se agite mi pecho y mis ojos se llenen de lágrimas, entonces... entonces será tiempo de invocar mis recuerdos.
Cuando hubieron terminado, asomáronse uno y otro sobre las peñas, y, entrelazando sus brazos, la mirada fija en el mismo punto del horizonte, entonaron la siguiente plegaria, con ese acento peculiar del que recita palabras ilustres, cuyos ecos están siempre despiertos en la memoria. Ella dijo: «El amor santo y el insomnio se añudan como una cuerda para darme tormento.»
Miguel hizo protestas fogosas: se presentó, de buena fe, como un ser excepcional también, como un herido de la gran batalla de la vida, el corazón goteando sangre y desengaños; relató igualmente un sin número de sueños, pasiones y genialidades, ponderó sus amarguras, las noches de insomnio, las vagas inquietudes.
Teresa y su hija, rendidas por el llanto, agotada la energía después de tantas noches de insomnio, habían acabado por quedar inertes, cayendo sobre aquella cama que aún conservaba la huella del pobre niño. Batistet roncaba en la cuadra, cerca del caballo enfermo.
Un día notó Julián en Nucha algo más serio aún: no ya expresión de melancolía, sino hondo decaimiento físico y moral. Sus ojos se hallaban encendidos y abultados, como de haber llorado mucho tiempo seguido; su voz era desmayada y fatigosa; sus labios estaban resecos, tostados por la calentura y el insomnio.
Palabra del Dia
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