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Actualizado: 3 de mayo de 2025


Se enteró de lo ocurrido por un periódico de la tarde, a hora que era ocioso intentar nada; pero aquella noche, entre la angustia del insomnio y el dolor de la desesperación, decidió averiguar lo que pudiese, sin que la detuvieran miramiento alguno ni resto de vanidad ofendida. ¿Qué medio emplearía? Cualquiera: el más rápido sería el mejor.

En las enfermedades no febriles, el insomnio, que es análogo al que produce la belladona, depende del orgasmo cerebral con calor en la cara y en la frente. El delirio, que está igualmente en relacion con los efectos de este medicamento, es alegre cuando es infebril, consistiendo mas bien en alucinaciones é ilusiones de los sentidos.

Al amanecer se quedó adormitada y rendida a la fatiga del insomnio; pero era tal la agitación de su espíritu que, sacudiendo de súbito aquella falsa soñolencia, se levantó, y sin llamar a nadie, se lavó y peinó, poniéndose en seguida el traje más sencillo de cuantos tenía.

A pesar de esto, la pobre señora, que pasó aquella noche atormentada por el insomnio y la zozobra, volvió al día siguiente a visitar a su acreedor. «¿Y la familiale preguntó él después del saludo.

Los ojos eran también juveniles, claros, tranquilos e ingenuos; pero examinándola de cerca se podían advertir en su rostro sombras ligeras de cansancio, indicios de alimentación insuficiente, de noches de insomnio, de largas veladas en cuartos pequeños y llenos de humo, donde se pasan las horas en discusiones interminables.

Amaneció el día siguiente. Y seguía lloviendo, y nublado y sin señales de mejor tiempo. Estaba en su despacho el duque de Lerma, y su secretario Santos escribía á más y mejor lo que el duque le dictaba. Se notaban en el semblante del duque señales de insomnio. Lo que demostraba que había pasado muy mala noche.

Allí empieza un indescriptible baño ruso; el calor sofocante, pesado, mortal, aleja el sueño e impide a la imaginación esos viajes maravillosos que suelen compensar el insomnio y a los que excita allí la bella y serena majestad de la noche. A la mañana siguiente, apenas apunta el alba, de nuevo en camino.

Ella ocupaba un sillón vacío junto a sus libros en las largas tardes de lectura, y por la noche, al abrir el camarote, deslizábase detrás de sus huellas, misteriosa y sonriente, para no abandonarle en las horas de insomnio y ser lo último que veían sus ojos, esfumándose como una visión que se aleja cuando al fin le rozaba la mano del sueño.

Las casas dormían, pero detrás de las ventanas cerradas se adivinaba el insomnio de los ojos enrojecidos, la respiración de los pechos angustiosos por la amenaza próxima, la agilidad trémula de las manos preparando el equipaje de guerra, tal vez el último gesto de amor, cambiado sin placer, con besos terminados en sollozos.

El recuerdo de la noche pasada en el tren, noche de insomnio en compañía de la imagen de Teri envuelta en su capa blanca, con las plumas ondulantes sobre el peinado y dos astros en las orejas, le hizo recordar que tenía ante él una carta sin concluir; y otra vez concentrando su mirada, se vio en el jardín de invierno del trasatlántico. Estaba solo.

Palabra del Dia

condesciende

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