Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de junio de 2025
Pero esta muerte no llorada, que, para la suerte de la humanidad, parecía tan insignificante como la caída de una hoja de estío, estaba cargada con la fuerza del destino para ciertas almas que conocemos, y debía crear las alegrías y las tristezas de toda la vida.
Quedábale aún de ella una parte para muestra, mas, tan insignificante, que no merece la pena de que la mencionemos siquiera. M. L'Ambert se dejó caer de espaldas, y se levantó otra vez en seguida para echar a correr, con la cabeza agachada, como un ciego o como un loco. En aquel preciso momento, un cuerpo opaco cayó desde lo alto de una encina.
Lo soy bastante; pero sobre todo soy un ser insignificante, indigno de que fijes en él tus hermosos ojos. Por lo pronto, máscara, tienes una cualidad bastante rara en el día: la modestia. Ya no eres, pues, tan insignificante. Cuando no hay mérito, la modestia no es virtud. Déjame comprobar yo misma si es verdad lo que dices. Alza un poquito la máscara.
Aquel hecho insignificante, tan insignificante como el aplastar un grano de arena con nuestro pie, me hizo detener el paso, me hizo temblar, me hizo mirar a todos lados, puso en mis labios esta pregunta, que me dirigí lleno de confusión: «Pero, Gabriel, ¿te has vuelto bobo, o lo has sido toda tu vida?»
Pero ni aun se le ocurrió la idea de enseñarla a su tía o al Conde; no creía hacer, quemándola, el sacrificio más insignificante. La segunda carta contenía una firma que Judit leyó repetidas veces, sin atreverse a dar crédito a sus ojos. Pero le era imposible la duda; el billete estaba firmado por el obispo de *; y concebido en estos términos: *
Cuando la pérdida es insignificante, y solo ha trascurrido el tiempo necesario para desplegar la accion de los órganos ó miembros, no hay sufrimiento todavía, y hasta puede sentirse placer; mas bien pronto la pérdida se hace sensible, y el cansancio empieza.
Lo que sostengo es, que, en todo caso, fué cortísimo el influjo é insignificante la imitación.
Don Andrés comenzaba, como era de esperar. ¿Te parece bien lo que has hecho? Al ver que él, cobardemente intentaba mostrarse asombrado, asegurando que nada había hecho, que había venido a Valencia por un asunto insignificante, el viejo se indignó. No mientas: o somos hombres o no lo somos. Tú debes sostener lo hecho, si te figuras haber obrado bien.
La contempló primero sobre el elegante alminar árabe donde tremoló el pendon real de S. Fernando, y luego en la torre reedificada, desde fines del siglo XVI. Seguiria á la nueva capilla de S. Bartolomé la célebre de S. Pablo, propia de la familia de los Godois, si fuese cierta la aseveracion de un cronista que entre los caballeros y ricos-hombres que salieron de Córdoba con el infante D. Juan á recibir á D. Sancho en 1284 reconociéndole por su rey y señor, muerto D. Alfonso el sabio, nombra al maestre de Santiago D. Pedro Muñiz de Godoy, añadiendo que poco despues murió y fué sepultado en su capilla del apóstol S. Pablo en la santa iglesia catedral . Con las capillas de S. Nicolás , de S. Benito , de S. Vicente , de nuestra Señora de las Nieves y de S. Gil , fundacion la primera de un devoto arcediano de Córdoba que la situó á levante, en el décimoquinto tramo de la última nave principal, y erigida la de nuestra Señora de las Nieves por un chantre y dos particulares de quienes no hallamos mencion particular, los cuales eligieron el octavo tramo de la primera nave principal al poniente, termina el siglo XIII su casi insignificante tarea en la mezquita de Córdoba, donde por no innovar demasiado, ó por no considerarse seguro el arte occidental en una ciudad espuesta todavía á volver á caer bajo el yugo de los infieles, no realiza la arquitectura ojival ninguna de aquellas portentosas creaciones que lega en Francia S. Luis á la admiracion de las edades futuras, y que el mismo S. Fernando emprende en Burgos y Toledo.
Todo en buen orden, nada roto: paredes, cortinajes y muebles seguían intactos. Pero al mirar al interior de los aparadores monumentales experimentó otra vez una sensación dolorosa. Por todas partes la obscuridad del roble. Habían desaparecido dos vajillas de plata y otra de porcelana antigua, sin dejar como rastro la más insignificante de sus piezas.
Palabra del Dia
Otros Mirando