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Actualizado: 2 de junio de 2025


Fueron tales sus gritos y repitió tanto su nombre para inspirar confianza, que al fin sonaron pasos en el interior del edificio y asomó á una puertecita el rostro arrugado y cobrizo de la madre de Cachafaz. Otras criadas y peones de la estancia, todos mestizos, fueron surgiendo de sus escondites, balbuceando respuestas ininteligibles ó persistiendo en un silencio de terror.

No desaprovechó, pues, ocasión alguna favorable de esgrimir su sátira contra los cultos, parodiando en sus comedias sus ininteligibles galimatías por medio de necios petimetres. Hasta en sus composiciones más ligeras se encuentran muchos versos burlescos contra la nueva secta, como, por ejemplo, el soneto, en estilo culto, que concluye así: «¿Entiendes, Fabio, lo que voy diciendo?

Y rompió a sollozar perdidamente murmurando frases ininteligibles. El prelado se inclinó hacia ella y le habló con dulzura. Sosiéguese usted, hija mía. Sosiéguese usted y aprenda que un sucesor de los Apóstoles no puede sentir prevención ni odio. Si usted ha pecado, pida la absolución a su confesor.

Después trazó el de su niña «Emilia»; después el de su hijo mayor «Pepito». Las letras despedían hermosos reflejos azules. El dedo de la condesa, al trazarlas, producía débil chirrido. Quedóse un instante pensativa. De pronto escribió rápidamente con caracteres casi ininteligibles sobre el cristal el nombre de «Carlos». Era el de su marido.

Sus labios se apretaron convulsos contra los desnudos pies del Salvador murmurando palabras ininteligibles. Después de un largo rato alzó la cara bañada en lágrimas y exclamó con acento de dolor: ¡Jesús mío, cuánta traición, cuánta traición!... ¡Qué mal os pago el amor que me tenéis!... ¡Castígame, Señor, para que pueda tener sosiego!

Parecía llorar. «Mauricia le dijo en tono lacrimoso la monja, con aquella buena fe que en ella equivalía a la gracia divina . Porque hayas sido muy mala no vayas a creerte que Dios te niega su perdón». Oyose un gran bramido, y la reclusa mostró su cara inundada de llanto. Dijo algunas palabras ininteligibles y estropajosas, a las que Sor Facunda y compañía no sacaron ninguna sustancia.

Y teniéndolo en alto con sus brazos poderosos, lo besuqueaba, lo apretaba contra la pechuga ingente, mientras el niño se defendía de esta avalancha de caricias y palabras ininteligibles pata él, gritando: «Mama... mama» y golpeando con los pies el abdomen que le servía de ménsula. El marido, inmóvil en su asiento, miraba a Maltrana como implorando disculpa por estas ruidosas expansiones.

Escondió la cara en los almohadones y volvió a dormirse en seguida. Soñó. En la iglesia de las Victorias, iluminada con millares de cirios, ella salía por el medio de la nave, vestida de blanco. Su esposo era Julio, que le murmuraba al oído palabras ininteligibles. Llegaron a la calle.

Entonces la angustia se les contagiaba a todos los habitantes de la clínica, y los enfermos, como muñecos mecánicos a los que se hubiera dado cuerda a la vez, empezaban a recorrer nerviosamente sus habitaciones, agitando los brazos y diciendo cosas estúpidas e ininteligibles. Todos, incluso los enfermos más apacibles, llamaban violentamente a las puertas e insistían en que se los dejase libres.

Creí que estaba usted en el bosque, de otro modo no me hubiera atrevido... Delaberge vio su palidez, sus labios crispados, su espanto. Seguía murmurando la pobre palabras ininteligibles y se apoyaba para no caer en el repecho de la chimenea, sin atreverse a levantar los ojos. Sintió Delaberge una profunda lástima...

Palabra del Dia

rigoleto

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