Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 24 de junio de 2025


La novia se retiró para cambiar de traje. Poco después apareció de nuevo, con el mismo semblante impasible. Según los planes de D. Juan, debían irse inmediatamente para tomar en un pueblo próximo la silla de posta. Los indecentes de Lancia quedarían de este modo chasqueados. Cuando bajaron al jardín, donde esperaba el coche, caía una lluvia menuda y fría.

«Malditos seáis... gritó la zancuda, cuando vio aquellas fachas horrorosas . ¡Pero cómo os habéis puesto así, sinvergüenzones, indecentes, puercos, marranos...!». En el nombre del Padre... exclamó Guillermina persignándose . ¿Pero has visto...?

Doña Manuela huyó de este estrépito, que la ponía nerviosa; pero antes de llegar al Principal hubo de detenerse entre sorprendida y medrosa. En el arroyo, la gente se arremolinaba gritando; algunos reían y otros lanzaban exclamaciones indecentes, chasqueando la lengua como si se tratara de una riña de perros.

Quinta: prohibíanse asimismo todos los cantos y bailes indecentes y provocativos, y sólo las mujeres casadas podían presentarse en las tablas. Sexta: la entrada en los vestuarios se limitaba á los actores y á las personas pertenecientes á la compañía. Sétima: las representaciones no podían empezar después de las dos de la tarde en el invierno, y de las tres en verano.

Triunfó, al fin, el parecer de los últimos, y el Gobierno publicó una ordenanza, cuyas cláusulas y restricciones, que copiamos á continuación, habían de observarse en las funciones teatrales. Decíase en ella: 1.º Que habían de desterrarse de la escena todo linaje de cantos y bailes indecentes. 2.º Que sólo se concedería la licencia para representar á cuatro compañías.

Este era su argumento supremo. La humanidad se dividía para él en personas decentes é indecentes, lo mismo que las naciones, y Alemania estaba excluída de toda decencia.

No sabía más sino que aquellos malditos carcas eran unos indecentes que nos querían traer la Inquisición y las caenas. Había respirado aquella señora aires tan progresistas durante su niñez y en los gloriosos veinte años de su unión con Jáuregui, que no quería ni oír hablar de absolutismo.

Leopoldina Pastor no se asustaba: de morir ella, moriría como Carlota Corday, despachando antes media docena de indecentes, como Marat. Carmen Tagle dio un suspiro, sacó un poquito la lengua y preguntó si aquello dolería mucho. Tan sólo se siente un ligero frescor contestó a lo lejos una voz cavernosa.

Deplora en la obra citada el continuado abuso de profanar, con entremeses y bailes indecentes, las representaciones religiosas en las iglesias y hasta en los conventos.

Voy a llevarte a la barbería y a raparte la cabeza, dejándotela como un huevo». Si le hubieran dicho que le cortaban la cabeza, no hubiera sentido la chica más terror. «Eso, ahora el moquito y la lagrimita, después me envenenas la sangre con tus peinados indecentes. Pareces la mona del Retiro... Estás bonita... ... Pero qué, ¿también te has echado pomada?».

Palabra del Dia

ayudantes

Otros Mirando