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Y en efecto, apenas llegados los novios y sus acompañantes al campo de la iglesia estalló la lucha terrible, sangrienta, como jamás se viera ni pensara verse en aquel pacífico valle. La muchedumbre se arremolinaba, las mujeres exhalaban lamentos desgarradores, se oían tiros, imprecaciones, blasfemias horrendas.

Su rostro siempre triste y demudado, revelaba los atroces tormentos que esperimentaba: su errante mirada parecia como querer distinguir un objeto, el cual encontrado, apartaba su vista, colmándolo de improperios é imprecaciones; huia de todas las personas y no preferia mas que la soledad: en esta hallaba distraccion, dedicando su pensamiento á Felipe, á pesar de serle infiel.

Ruidosamente, el juego del tennis fue abandonado, con gritos de triunfo, disputas, felicitaciones o imprecaciones. Las frases se entrecruzaban: ¡Hemos ganado tres partidas! ¡D'Ornay juega muy mal! ¡Pierdo siempre que voy con él! Por fin, restablecida la calma, se pusieron en camino. ¡Y bien, señorita! ha llegado la hora de la despedida... ¿Dónde está el hermoso automóvil de su amigo?

Todo era ciego y duro en la inconsecuencia monstruosa de semejante familia, y para el alma delicada y dulce de Carmen iba siendo una tortura inmensa aquel vivir tormentoso, sembrado de imprecaciones y gritos, desesperaciones y codicias.

Al empujar la puerta vieron al joven revolcándose por el suelo y mesándose los cabellos mientras lanzaba imprecaciones y palabras incoherentes. Carlota quiso precipitarse a su socorro, pero la retuvo Miguel. ¡Silencio! le dijo al oído. No temas. Tu marido se halla en la hora negra del artista. Las sacras musas duermen o están ocupadas en este momento y no pueden atenderle.

Se estrechan, se enlazan; el uno resbala y se cae; se oye el crujido de un hueso que se rompe, y las imprecaciones reemplazan a la risa. Otros están acostados ensangrentados, con el cráneo abierto, a los pies de alegres compañeros que cantan con voz de trueno una delirante canción báquica.

Una porción de manos se agitaron en la oscuridad esgrimiendo terribles bastones y paraguas. Y de ambos grupos salió un coro de imprecaciones nada lisonjeras para la raza canina. La confusión y el desorden se apoderaron de todas las cabezas. Los pechos no respiraban más que venganza y exterminio. ¡Matad a ese perro indecente! gritó una voz dominando el tumulto.

Desde la sala en que esperaba entretenido en contemplar las estampas de santos y toreros que cubrían las paredes, oyó Salvador los gruñidos del atleta al ser arrancado de su dulce sueño por la mano áspera y aceitosa del fenómeno. Oyó después imprecaciones y desperezos, y luego una ronquísima voz que decía: Baja a la tienda y tráeme los cigarros que dejé en el cajón grande del mostrador.

Después siguió andando lentamente; no se atrevía á volver, porque las risas habían cesado y se oían terribles imprecaciones. Algunas piedras, lanzadas por mano vigorosa, cayeron junto á ella. Batilo se volvió lleno de despecho y ladró como nunca había ladrado, con verdadera elocuencia canina. Después de esto, avivó Clara el paso y llegó á la calle de Alcalá.

Partieron gozosos, y a lo largo de la carretera empezó el match entre el jinete del caballo de carne y los del de hierro, animándose y provocándose recíprocamente con alegres voces e imprecaciones familiares.