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Actualizado: 25 de septiembre de 2025


Sobre uno de los cuadros de césped del jardín, una media docena de jóvenes, enlazadas de dos en dos, reían con estrépito, bailando alegremente al sol, mientras que un piano hábilmente tocado, les enviaba, á través de una ventana abierta, los compases de un impetuoso vals.

No quiero verte más... Ya no te echaré mi lazo, y si alguna vez deseas verme, serás el que tengas que echármelo á ... ¡si es que sabes! Y no pudiendo resistirse más tiempo á la crueldad de su decepción, la niña de Rojas hundió la cara entre las manos, para que aquella tierra arenisca y aquel río impetuoso y solitario que tantas veces la habían visto reir no la viesen ahora llorar.

Pero el médico, transformado ya en un hombre impetuoso y triunfador, aseguró, audaz: ya no tendrás miedo a nada...; serás mi mujercita..., mi gloria, y ya nadie jamás podrá dañarte, ni perseguirte, ni hacerte llorar...; ¿no sabes que vamos a la paz y a la dicha?...; ¿no sabes que vamos a Luzmela?

Todos prorrumpieron en risas. Exacerbado con ellas el humor pendenciero de D. José, se puso éste como la grana, y uniendo el gesto impetuoso a la dicción enfática, añadió: «Porque usted se empeña en mancillar el honor de una joven de altísima familia, y yo no permito, ¿lo entiende usted?, no permito... ¡yo que soy su segundo padre...! Tiene razón dijo Miquis . Esto no puede quedar así.

Las bárbaras gentes del Norte salieron por pura ambicion de sus casas, i por pura valentia se hicieron señores de las ajenas. Todas las fuerzas que intentaban vanamente atajarles el paso, duraban ante ellas lo que un pequeño torbellino de polvo ante un viento recio é impetuoso.

¡Ah! ¿Chillas todavía, pendón? gritó entonces el presbítero gordo, espíritu impetuoso como ya sabemos. Y alzando la mano, le sacudió un terrible bofetón. Fue la señal. Más de veinte manos se posaron alternativa o simultáneamente sobre las mejillas del joven naturalista. D. Pantaleón acudió a socorrer a su amigo y también le tocaron algunos porrazos.

El notario permaneció frío ante aquel impetuoso entusiasmo un poco intempestivo, y echando una mirada pensativa al fino perfil de la joven que contemplaba las estrellas, murmuró: ¡Yo no! Liette hizo un gesto de impaciencia. Otra vez me he equivocado.

Pero ¿cómo ir allá?... «Señor, yo iré», dijo Méndez. En la canoa comprada por él arrostraría los peligros de un golfo impetuoso de cuarenta leguas entre dos islas donde tantas naos de descubridores se habían perdido, teniendo que luchar además con la furia de las corrientes. El Almirante le besó en los carrillos. «Bien sabía yo que sólo vos osaríais tomar esta empresa.

En verdad que el duque de Osuna se había permitido enamorarla aun antes de ser viuda del duque de Gandía; pero el noble don Pedro, á pesar de que era joven é impetuoso, sabía enamorar á doña Juana sin que ésta se ofendiese, de la manera más delicada, más discreta, más respetuosa, más peligrosa, sin embargo, para la mujer objeto de aquellos amores que nadie conocía, más que el duque que los alentaba, y doña Juana causa de ellos.

La campana de la aldea sonaba festiva, y el viento matinal, fresco e impetuoso, traía hasta allí las mil voces de los templos villaverdinos; música incomparable que repetida por los ecos parecía el canto de los valles y de los bosques. A poco descubrí el caserio, las torres y las cúpulas en cuyos azulejos centelleaba el sol. Media hora después estaba yo al lado de mis tías.

Palabra del Dia

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