Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de junio de 2025


3 a causa de la maldad de ellos que cometieron, haciéndome enojar, yendo a ofrecer sahumerios, honrando dioses ajenos que ellos no habían conocido, vosotros, ni vuestros padres. 5 Mas no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse de su maldad, para no ofrecer sahumerios a dioses ajenos.

Petulancia, sentimentalismo, vanidad, tristeza, todo esto se fundía en mi alma, haciéndome creer unas veces que era un héroe y otras un desdichado. Mis penas procedían de Dolores. Yo hubiera querido identificarme con ella, saber sus pensamientos más íntimos, penetrar en su alma. Sueño irrealizable. Siempre había en ella una reserva, un temor de dejar su espíritu al descubierto.

Lo leo en los ojos de la que fué mi amiga y protectora... no puedes abandonarme, Ulises; no desearás mi muerte. Se indignó Ferragut ante estas súplicas, rompiendo al fin su desdeñoso silencio. ¡Comedianta!... ¡Todo mentira!... ¡Inventos para juntarte conmigo, haciéndome intervenir otra vez en los enredos de tu vida, mezclándome en tus trabajos de espionaje!...

Por tus pocas y tardías, pero extensas cartas, he venido haciéndome cargo de que tu hijo Lázaro es listo como él solo. Tratemos, pues, de sacarle de entre esas breñas, démosle educación conveniente, instruyéndole en las buenas doctrinas del santo temor de Dios, y hagamos cuanto en nuestra mano esté para que, como yo he llegado a ser pastor de los rebaños de Cristo, alcance él mayores honras.

Ya una veintena de mates amargos y sabrosos, o no, que eran cebados por un muchacho roñoso todo un maestro en el arte habían pasado a mi estómago, haciéndome olvidar la fatiga y el cansancio, cuando las mozas y los mozos, que habían andado por ahí a salto de mata , ya más familiarizados con los forasteros, empezaron a dejar sus escondites poco a poco.

Han pasado tres semanas, y ni asomos de querer volver allá. Mi Rafael es bueno. Lo ocurrido no fue más que una distracción de muchacho. ¡Si le vierais por las tardes haciéndome compañía en la sala! Un ángel, un verdadero ángel. Se pasa las horas hablando conmigo y con la hija de Matías. Y añadía, extremando su sonrisa y con ojos maliciosos: Creo que hay algo.

Pero no falta quien lo diga por ti. Nunca faltan personas insolentes observó con encantadora altivez. ¿Y quizás sea yo una de ellas? Vuestra Majestad no puede serlo nunca dijo haciéndome cómica reverencia. A no ser que quieras decir... ¿Qué? Que me importa ni poco ni mucho que el Duque se halle aquí o en otra parte añadió picarescamente. A la verdad, hubiera querido ser el Rey en aquel momento.

Todo esto me deleita y pasma, haciéndome concebir más adecuado concepto del infinito poder de Dios. También me ha explicado V. misterios extraños de las flores, y esto me ha interesado más, infundiéndome en el alma superior idea de la bondad y sabiduría del Altísimo.

Mi familia, Ballester y todas las personas a quienes conozco fuera de casa, bordaban admirablemente su papel; y yo callado... haciéndome el tonto, mientras con la sola fuerza del cálculo, descubría la verdad. Y doña Lupe tan parada, que no sabía qué decirle. «Y vea usted cómo le pruebo que mi cabeza da quince y raya hoy a las cabezas mejor organizadas, incluso la de usted.

Esa reserva me engañó en un principio, haciéndome creer que me despreciabais. Pero atribuyo un alto precio a la bondad, sobre todo en vos, hermosa Marta. Así, pues, es superfluo que os diga que os amo, lo sabéis de hace tiempo; sin embargo, todavía no conocéis la extensión de mi afecto.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando