Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de mayo de 2025


Déjate de lloriqueos dijo Lady Clara librando su vestido de los húmedos besos de la niña, y sintiéndose molesta por extremo. Vamos, enjúgate la cara, vete y no incomodes. Escucha prosiguió cuando Carolina se marchaba. ¿Dónde está tu papá? ¿Quién te cuida, niña? dijo Lady Clara mirándola fijamente. John, el chino. Me vizto zola; John hace la comida y arregla las camas.

Apenas hubo nombrado á Alberto, la nieta se conmovió, perdiendo su alegría de pájaro. ¡Cómo he sentido su muerte! dijo con los ojos húmedos . Nos llevábamos mal; apenas nos veíamos.

Casi todos los Valcárcel eran buenos mozos, aunque no tanto como el abuelo heroico, esbeltos; pero de palabra tarda, ceño adusto, voz ronca, trato oscuro y orgullosos sin disimulo; distinguíanse también por su apego exagerado a la capa, cuyo uso era excusado la mayor parte del año en los poblachones bajos, templados y húmedos, donde solían buscar novias.

Pero Belarmino, húmedos los ojos, la voz opaca, extiende un brazo, y dice: Ahora, no; ahora, no. Otro día hablaremos; hablaremos, mi muy querido señor Coliñón; hablaremos hasta que el corazón se nos derrita en saliva, y la saliva en palabras, y las palabras en el viento. Levántase Belarmino y va a ocultar su emoción detrás del macizo de laureles. La hermana Lucidia y el señor Colignon se retiran.

Al anochecer, la gente que sale de la plaza marcha de prisa, como espoleada por el hambre, y hasta en los barrios más apartados empieza a oírse el pregonar de los periódicos taurinos, recién impresos y húmedos, que son un mentís para quien tache de poco activa a nuestra raza. El mismo día y a igual hora, la calle de Atocha presentaba distinto aspecto.

De las cumbres de las más elevadas se desprendían jirones de la niebla que las envolvía, y remedaban húmedos vellones puestos a secar en las puntas de las rocas y sobre la espesura de aquellas seculares y casi inaccesibles arboledas, con el aire serrano que soplaba sin cesar, y tan fresco, que me obligaba a levantar hasta las orejas el cuello de mi recio impermeable.

Al verlos desgarrarlas con los dientes y soplar al mismo tiempo para no quemarse, Miguel sintió los ojos húmedos. Uno de los pinches colocó sendas rebanadas de pan al lado de los platos. A ver dijo Miguel, que traigan dos copas de Jerez.

Angelina me miraba atentamente, procurando observar el efecto que sus palabras producían en . Pues Angelina: ¡diga usted a esa señorita que ese joven soy yo, y que paso muy gratas horas, oyéndola tocar! ¡No! ¡Yo no le diré nada! Pero.... ¡Con razón dicen las gentes que está usted enamorado de Gabriela! exclamó apenada, trémula el labio, húmedos los ojos.

Su cara sonreía; pero tenía los ojos húmedos. Ya , ya dijo la señora ¿Quieres el éter? ¿Sientes opresión? No siento nada. Estoy muy bien. La plática se enredó de nuevo. Doña Paula expresó la idea de que Gonzalo se viniese a vivir con ellos. Este se resistió un poco, porque comprendía que esto iba a disgustar a su tío.

Cuando terminó la sonata, ambos quedaron un rato en silencio, oprimidos por ese inexplicable deseo que la música infunde, de una dicha excesiva, superior a la condición humana. Ella echó sobre Julio una rápida mirada; estaba un poco pálido y tenía los ojos húmedos, absortos en ella; sus palabras, al reanudar la conversación, tomaron el dejo humilde. En esto apareció Laura.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando