Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 20 de mayo de 2025


Sus formas son en general desvahidas y esveltas, sus cuerpos robustos, todos sus miembros bien fornidos y rollizos, sus espaldas muy anchas, sus pechos graciosamente combados; y tal es la robustez de estos naturales, que suelen ser propensos á la obesidad.

Lo mismo las damas que venían haciendo girar su quitasol de seda sobre el hombro, ostentando los menudos pies ceñidos por zapatos de tafilete, que las menestralas con blanco pañuelo de percal por la espalda y el clavel de rigor en el pelo, al levantar sus ojos negros, expresivos y encontrarse con las sonrisas de nuestros vecinos y los grotescos ademanes de admiración, sonreían también graciosamente.

Levantose y miró un momento hacia afuera. Una mujer, cubierta de un velo verdoso, bajaba de prisa por la cuesta; y la canción caía y se alejaba con ella graciosamente. Otra mañana, recogiendo leña por el contorno, descubrió al pie de un árbol una espada cubierta de herrumbre. Llevola a su escondrijo y frotola fuertemente con la arena humedecida.

Ya ha creído algo ofensivo para su mujer... ¡Pero si yo sólo te quiero á ti! Luego se abrazó á él, besándole repetidas veces, á pesar de la resistencia que pretendía oponer á sus caricias. Al fin se dejó dominar por ellas, recobrando su actitud humilde de enamorado. Elena lo amenazaba graciosamente con un dedo.

Cecilia, como suele acontecer a todos los temperamentos serios cuando se animan súbitamente, estaba encendida y locuaz. Parecía haber sacudido las ideas negras que tanto obscurecían su rostro en los días anteriores. Gonzalo, antes de ponerse a la mesa, bromeó graciosamente, tanto con ella como con su mujer.

Como si se tratara de un personaje, el Magistral saludó a Celedonio doblando graciosamente el cuerpo y extendiendo hacia él la mano derecha, blanca, fina, de muy afilados dedos, no menos cuidada que si fuera la de aristocrática señora. Celedonio contestó con una genuflexión como las de ayudar a misa.

Entonces las jóvenes del verdadero y genuino temperamento aristocrático se comunicaban, no en qué forma, sus impresiones dolorosas, y una tarde, cuando menos se pensaba, enderezaban el paso, arrastradas por altos sentimientos, al camino abandonado, donde permanecían hasta que de nuevo se veían molestadas y tornaban a ejecutar graciosamente la idéntica maniobra.

Peinaba graciosamente sus cabellos, y solía adornarse con alguna flor; de ordinario con entreabierto capullo de rosa, purpúreo o blanco, que hacía parecer más intensa la negrura de aquel pelo sedoso, negro como las alas del cuervo. Todas las noches, al despedirnos, le decía yo: Linilla: esa flor....

El amor a la gloria venció de nuevo al sórdido interés, y lo entregamos graciosamente a los desvergonzados pilluelos, que se reían de nuestra inexperiencia. Tales sacrificios estaban compensados por ciertos deleites no comprendidos sino de quien los haya experimentado.

Sobre la verja se inclinaba añoso olivo, donde nidaban mil gorriones alborotadores, que a veces azotaban y sacudían el ramaje con su voleteo apresurado; y hacíale frente una enorme mata de hortensia, mustia y doblegada por las lluvias de la estación, graciosamente enfermiza, con sus mazorcas de desmayadas flores azules y amarillentas.

Palabra del Dia

santificación

Otros Mirando