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Adios! no quede ya perdido Entre la negra noche del olvido, Y que el recuerdo sea de los dos; Y cristaliza en tu alma aquesta gota Que tibia y pura de mis ojos brota Al decirte por siempre: ¡Adios! Adios! Es el Queguay un rio trasparente Cual urna de purísimo cristal, Cuyo fondo se ve puro y tranquilo Como el fondo de tu alma angelical.

Estaba siempre de buen humor, incluso cuando no le daban nada de comer, y se enorgullecía de sus enfermedades, dándole las gracias al doctor Chevirev por la gota, que consideraba una enfermedad noble, con la que su importancia adquiría aún mayor relieve.

El pálido invierno se ha alejado hacia el Norte, perseguido en el espacio por vivificantes rayos, y desde el hombre al insecto, lo mismo la gota de agua que las hojas todas, nos sentimos reanimados por el calor perfumado del sol de primavera.

Un mozo rico, muy guapo, de alma noble, de claro y bien cultivado entendimiento, sin gota de sangre azul en las venas y sin trato ni conexiones de ninguna especie con el «gran mundo», era cuanto, puesta a soñar, hubiera soñado la Montálvez para novio de su hija. Y este novio existía de verdad, y amaba a Luz, y Luz estaba enamorada de él.

En contra á San Miguel bien se mostraba Del parecer de todos los prelados: Al Arzobispo él solo se juntaba; Mas á aquellos que fueron congregados, El Arzobispo presto excomulgaba, Y en tablillas los pone declarados. En aquesto el de Quito muerto habia, Y Granero de gota padecia.

Respondan ustedes, señoras, y ustedes también, caballeros. Arduo por demás era el problema y, como no podía menos de esperarse, dividiéronse las opiniones. Los jóvenes, que creían tener sobrado tiempo para morir de desesperación, respondieron que ; los viejos, cuya vida pendía ya de un ataque de gota o de un simple catarro, contestaron que no; las mujeres se limitaron a hacer un gesto de duda.

Este paso fué la gota que hizo rebosar el coraje de Velázquez, demasiado tiempo comprimido. Volvióse hacia ella y con gesto desabrido le preguntó: ¿Qué se le ha perdido á usted aquí, niña? Era costumbre fatal del guapo tratarla de usted cuando estaba enojado, para hacer más ostensible su desdén.

Ulises necesitaba olvidar su reciente fracaso... Y los dos hicieron sus libaciones á los dioses, pero con absoluta pureza, sin que una gota de agua viniese á cortar la diafanidad de piedra preciosa del vino. Un grupo de cantores y bailarines invadió la terraza.

¿Que a me sería imposible probar?... Sepa usted que me encontraba en la hospedería el día en que Miguelina se dio cuenta de su verdadero estado... Precisamente el Príncipe estaba de viaje hacía ya dos meses... ¡Ah! ¡no estaba ella muy alegre entonces, yo se lo aseguro!... Pero como fue siempre una endiablada mujer, supo engañar tan bien a su marido, que éste nunca sospechó nada... Llegó por fin el niño, fue recibido como el Mesías y el Príncipe no se percató siquiera de que el pequeñuelo se le parecía a usted como una gota de agua a otra gota.

El arroyo se purifica cada vez más, pero al mismo tiempo deja de ser el mismo, y se pierde en la poderosa corriente del río, que lo lleva hacia el océano. Su pequeña masa, gota á gota y molécula á molécula, se ha confundido con la gran masa: la historia del arroyo ha terminado, al menos en apariencia.