Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 28 de junio de 2025
Catalina Lefèvre llevaba el compás golpeando en la mesa con el mango de un cuchillo, y si es cierto, como algunos dicen, que los muertos acuden a escuchar cuando se habla de ellos, los muertos debieron quedar contentos y el Rey de Bastos debió cubrir de espumarajos su barba roja.
Juan Pérez de esta ciudad, como uno del pueblo, y para el bien público, digo que el Provincial de la Hermandad, ha nombrado por secutor de hermandad á un hombre llamado Luis Sánchez el cual es hombre infame y es zapatero que usa dicho oficio con delantal delante de los pechos y golpeando con un box, llamando la gente y calzando zapatos á negros y blancos y limpiándoles los pies, y además de esto, sirve al obispo Esquilache en lo que le manda.
Después, golpeando el suelo con el tacón y poniéndose al cuello una gruesa corbata de lana roja, descolgó de la pared una de esas capas de color verde obscuro, como las que llevan los pastores, y se la echó sobre los hombros; calose luego un sombrero de fieltro viejo y raído, cogió una estaca y exclamó: ¡No olvides lo que acabo de decirte, mujer; si no, ya verás! ¡Andando, Juan Claudio!
Campistrón abrió un libro y dijo, golpeando en las hojas con la palma de la mano: He aquí, señores, la marcha de las grandes compañías del universo. ¿Quieren ustedes saber dónde está Lassalle? Volvió varios folios y dijo: El 17 de este mes, en Bucharest... El 21, en Budapesth... El 23, en Viena, el... Pero ¿y Novelli? interrumpió la señora de Campistrón.
Los dados están echados exclamé en voz alta golpeando el suelo con el pie. Mi altivez y yo saltamos el Rubicón y dije bajando los ojos: Mi querido comandante, aconsejad a Pablo que vaya entre los esquimales, os lo suplico. ¿Y por qué entre los esquimales? Porque las mujeres de por allá son espantosas balbuceé, mientras que las rusas son lindísimas.
¿Qué me quiere mi amo? pregunta el viejo colocándose delante de los dos hermanos, sin soltar la pipa de barro que pende y se balancea entre sus labios. ¡Ahí lo tienes! dice Martín golpeando en el hombro al viejo, mientras asoma a su rostro una sonrisa de tierno respeto. ¿No me reconoces, David? pregunta Juan tendiéndole amigablemente la mano.
Le habían acogido las gentes con una cortesía algo glacial, pero tranquila e inmutable, como a un gran señor forastero, y él correspondía a este respeto golpeando al más infeliz de todos ellos, al que por su debilidad era considerado con una benevolencia paternal por todos los payeses del distrito. ¡Muy bien, mayorazgo de Febrer!
Alma y vientre eran por completo de un Mandarín. Así es que no dije a la generala: «Bon jour, madame», sino que, doblado por la cintura, haciendo girar los puños cerrados sobre la frente, baja, hice gravemente el «chinchín». ¡Está usted adorable, precioso! decía ella con su linda sonrisa, golpeando las manos diminutas y pálidas.
Me paseé errante por la cubierta, mirando aquí y allí la brújula iluminada, los montones de cabrestantes, las piezas de la máquina envueltas en una claridad ardiente, golpeando con cadencia; la humareda negra que se elevaba de las chimeneas ennegreciendo el firmamento; los marineros de barba rubia inmóviles en sus puestos, y las figuras de los pilotos sobre el puntal, altas y sombrías en la noche.
Creí que aquel hombre era el carácter cómico, el bufo, el payaso. ¡Qué gestos! ¡Qué gritos! ¡Qué contorsiones! Pero la puerta del fondo se abre, como sale una bala del cañon. ¿Qué es eso que asoma? ¿Qué es ese bulto que sale corriendo, voceando, con el sombrero calado hasta las orejas, y con un frac cuyas estrechas puntas van golpeando sobre los talones de aquel bulto? Es el actor cómico.
Palabra del Dia
Otros Mirando