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Actualizado: 30 de abril de 2025


Ella prefería a todo, recordándolos con entusiasmo, los jardines de Mabille y la Closerie des Lilas, donde había bailado el cancán en sus verdes años, muy por lo alto, y siendo a veces frenéticamente aplaudida.

Así es que mientras el pobre pescador ofrecía a sus humildes y piadosos amigos el grande y augusto espectáculo de la santa muerte del cristiano, su hija daba al público de Madrid, frenéticamente entusiasmado, el de una prima donna sin una gota de sangre italiana en las venas, y que eclipsaba ya en el ejercicio de su arte al mismo gran Tenorini.

Ella, serena, tranquila, sonreía dulcemente contemplando la ruidosa alegría de su marido con el placer no exento de protección con que se miran los juegos de los niños. Cuando el camarero salía, Mario se alzaba repentinamente, corría a su esposa, la besaba frenéticamente y volvía a sentarse. No lo que tienes en la cara hoy, cielo mío, que me enajena.

La brigadiera, terriblemente asustada, pálida como una muerta, se arrodilló cerca de su hija, la incorporó, y empezó a besarla frenéticamente, mientras Miguel iba corriendo a su cuarto en busca del frasco del árnica. Pusiéronla inmediatamente una compresa, sujetándola con una venda, y gracias a esto la herida quedó pronto cerrada. Julia no tardó en serenarse: su madre también se calmó poco a poco.

Cuando su padre entonaba con vozarrón de sochantre el aria de bajo de Lucrezia Borgia o la serenata de Fausto, la niña se enternecía, empezaba a hacer pucheritos, y concluiría por llorar frenéticamente, si antes no diese la brigadiera la voz preventiva de: «¿Quieres callarte, Fernando

¿De qué hijo? interrumpió el padre vicario, que aún no quería creerlo. ¿De qué hijo ha de ser? Estoy perdida, frenéticamente enamorada de D. Luis. La consternación, la sorpresa más dolorosa se pintó en el rostro del cándido y afectuoso sacerdote. Hubo un momento de pausa. Después dijo el vicario: Pero ese es un amor sin esperanza: un amor imposible. D. Luis no te querrá.

Comprendía que era una ilusión; pero el terror era más grande que mis facultades de análisis, y me agarraba a las piedras hasta hacerme sangre en las manos, y gritaba frenéticamente como un loco. Cuando comenzó a amanecer sentí que mi corazón se aligeraba, y mi pecho respiró con desahogo. La luz venía iluminando el mar, ya calmado y tranquilo.

Cuando le veía a Martín andar a caballo y entrar en el río, le deseaba un desliz peligroso. Le odiaba frenéticamente. Catalina, en vez de ser obscura y cerril como su hermano Carlos, era pizpireta, sonriente, alegre y muy bonita.

Las gentes que, en hace cosa de tres meses, desconocían a Julio Antonio y que, hace cosa de un mes, le adoraban frenéticamente, van ahora a contemplar sus bustos de la raza como irían a ver la obra de un clásico. ¡Pobre Julio Antonio! ¿Qué es lo que se estuvo esperando tanto tiempo para hacer su consagración? ¿Una obra definitiva?... Yo tengo la sensación de que se estuvo esperando más bien al dictamen médico.

Llegados á la cumbre, redactan, con las manos entumecidas por el frío, un acta de su gloria, destapan ruidosamente botellas del espumoso vino, disparan pistoletazos como verdaderos conquistadores y tremolan banderas frenéticamente. Donde la cima de la montaña no está revestida de nieve, colocan en ella un montón de piedras, á fin de encontrarse á algunos centímetros más de altura.

Palabra del Dia

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