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Actualizado: 10 de junio de 2025
Yo he conceptuado siempre vano el propósito de los que constituyéndose en avizores vigías del destino de América, en custodios de su tranquilidad, quisieran sofocar, con temeroso recelo, antes de que llegase a nosotros, cualquiera resonancia del humano dolor, cualquier eco venido de literaturas extrañas que, por triste o insano, ponga en peligro la fragilidad de su optimismo.
Somos frágiles: verdaderamente tú puedes decir: «No me llamo Benina, sino Fragilidad...». Pero no te apures, pues ya sabes que no he de ir con cuentos al Sr. de Ponte para desprestigiarte, y deshojar la flor de sus ilusiones... ¡Qué risa!... No viendo en ti, como no puede verlo, una figura elegante, ni un rostro fresco y sonrosado, ni modales finos, ni educación de señora, ni nada de eso, que es por lo que se enamoran los hombres, habrá visto... ¿qué?
Durante todo ese tiempo, despojándose Ester de su propia individualidad, se convertiría en el ejemplo vivo de que podrían servirse el moralista y el predicador para encarecer sus imágenes de fragilidad femenina y de pasión pecaminosa.
María muere, Angelina se retira para olvidar, a un convento, para olvidar un amor que ya adivina amenguado en el perfecto amante de su fantasía. Porque ellas también, a su manera, son resignadas víctimas de la educación sentimental y casi mística. Sus lecturas favoritas, la sarracena ardentía de su sangre española, no les dejan entrever otra ventura que un «amor de exceso» como dijo el poeta, en donde amor y beso fueran síntesis de la eternidad». Pero cuando la vida va a enseñarles la dolorosa experiencia de su fragilidad, ellas no quieren aventurarse por la senda en que la señora de Bovary camina, velada y suspirando, hacia el amor que engaña.
Pero no era persona que se dejaba vencer fácilmente en una disputa, y tomando fuerzas, prosiguió: ¡Oh fragilidad de las cosas mundanas!...No temamos al qué dirán. Sobre todo, yo no creo que ese hombre sea un libertino. Pero yo le he comprendido bien, y sé que se enmendará, si ya no se ha enmendado, y está derramando lágrimas ocultamente por sus yerros pasados. Que venga.
Señora respondió , el pulmón es a la vez el más delicado y el más indispensable de nuestros órganos; renueva la vida a cada segundo por un prodigio de combustión que Spallanzani y los más grandes fisiólogos no han explicado ni descrito. Su contextura es de una fragilidad que espanta; su funcionamiento le expone a peligros continuamente renovados.
Supo aquél que un cristiano había sido castigado con el rigor que he dicho, y parecióle tan bien esta justicia, que instantáneamente suplicó se usase con él de semejante castigo, porque yo, dijo, soy reo del mismo pecado; y la india, habiendo caído secretísimamente en una fragilidad, no paró hasta que con gran sentimiento manifestó su culpa á los Regidores, pidiéndoles con muchos ruegos y súplicas se ejecutase en ella el público castigo, afirmando que le movía á hacer esto la ofensa cometida contra Dios, y el no haber seguido los ejemplos de tantos que habían resistido al incentivo de la carne con la consideración de la presencia de Dios que en todas partes asiste, con la memoria de las penas eternas del infierno y con los otros medios que les han enseñado los Padres.
Pero, á pesar de su dicha, mostraba gran timidez, como si adivinase la fragilidad de aquella paz que le envolvía, y temiese romperla con el más leve movimiento. ¿Y aquello? preguntó misteriosamente el doctor. ¿Se olvidó ya por completo?... El hombrón palideció como si despertase junto á un peligro é hizo un movimiento con sus manazas pretendiendo apartar en el espacio las palabras de su primo.
A don Tomás le llamaban Frígilis, porque si se le refería un desliz de los que suelen castigar los pueblos con hipócritas aspavientos de moralidad asustadiza, él se encogía de hombros, no por indiferencia, sino por filosofía, y exclamaba sonriendo: ¿Qué quieren ustedes? Somos frígilis; como decía el otro. Frígilis quería decir frágiles. Tal era la divisa de don Tomás: la fragilidad humana.
Mujeres hay asimismo no menos aficionadas a que todo se sepa, particularmente cuando son pretendidas y desdeñan y burlan a los pretendientes. Y muchas, cuando los pretendientes son muy estimados y famosos, aun echando a rodar todo respeto, con tal de hacer rabiar a las abandonadas rivales, dan, como suele decirse, un cuarto al pregonero, para que pregone y divulgue su fragilidad y sus amoríos.
Palabra del Dia
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