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Actualizado: 20 de junio de 2025


Por último, haciendo el P. Lucas fervorosísima oración al arcángel San Rafael y á los ángeles Custodios de aquellas naciones, vino á salir á la Ranchería de los Aruporecas, donde los años pasados había hecho una Misión y rogado á su cacique que le acompañase con algunos de sus vasallos hasta las Rancherías de los Tapacurás, se escusó de hacerlo, temeroso de que los Tapacurás se vengasen de los daños que habían padecido en una guerra que les había hecho; mas dándole el Padre su palabra de que ajustaría la paz, se rindió el cacique á ir acompañando al siervo de Dios.

A pesar de esta sombra, los ojos de los viajeros, conocedores del terreno, distinguieron en la misma falda de la negra cortina la aguja de la torre de la catedral. Los presos y sus custodios llegaron al llano y atravesaron el valle de un cabo a otro, empleando en ello mucho tiempo, a causa principalmente del cuidado que exigían los heridos.

Junto á él, con la diáfana blancura de los ángeles custodios, estaba una enfermera. ¡Pobre ciego!... Desnoyers iba á seguir adelante; pero un movimiento rápido de la mujer vestida de blanco, un deseo visible de pasar inadvertida, de ocultar la cara volviendo los ojos hacia las plantas, atrajeron su atención. Tardó en reconocerla.

»No tardó mucho en moverse á piedad el Padre de las misericordias y Dios de toda consolación, porque la víspera de los Ángeles Custodios se dejó ver muy resplandeciente uno de estos bienaventurados espíritus, de uno que estaba con calentura, y le dijo: » Esta enfermedad que padecéis os ha venido en lugar de la muerte que habíais de llevar de manos de los bárbaros.

Yo he conceptuado siempre vano el propósito de los que constituyéndose en avizores vigías del destino de América, en custodios de su tranquilidad, quisieran sofocar, con temeroso recelo, antes de que llegase a nosotros, cualquiera resonancia del humano dolor, cualquier eco venido de literaturas extrañas que, por triste o insano, ponga en peligro la fragilidad de su optimismo.

Todos cargaron sobre él; pero las espadas de sus dos contrarios, ya amigables custodios, le libertaron de todo insulto. Levantaos le dijo don Lope. No hará tal replicó el alcalde sino para entregarse a merced de la justicia, tanto y más cuanto que corren voces de venir don Fernando Muley de las costas de Berbería.

Parece que Pablo, en la noche del día 23, burlando la vigilancia de sus custodios, y merced a su conocimiento del lugar y a su agilidad montañesa, pudo escaparse de su prisión, que era la casa municipal, donde la tropa se había acuartelado, y corrió a la casa de Carmen: llamó a ésta y a la madre, que asustadas, acudieron a la puerta a saber qué quería.

La palmera avergonzada huye de , se oculta en el Oasis, y en el susurro de sus hojas parece que se burla de la temeridad mía. Sus altas rocas, custodios de la frontera del desierto, vuelven sobre su faz negra y torva, repiten la carrera de mi caballo, y parece que me amenazan así. "El insensato, ¿dónde va?

Palabra del Dia

trifulcas

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