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Actualizado: 28 de julio de 2025


Al pasar un grupo por la calle donde ambas Juanas vivían, oyeron de repente el alboroto y vieron el tropel de los que huían de la vaca, y hasta entonces no recordaron el peligro a que se habían expuesto. El escribano, sin pensar en sus hijas, con frac y todo, se subió por los hierros de una reja y logró ponerse en salvo.

Nada se ha omitido, y sólo queda para mandar por encomienda el frac de Melchor, que no cupo en el baúl y que «es bueno tener a la mano según lo aconsejó burlescamente su hermana mayor, por si se daba algún baile en el pueblo».

Suéltase entonces la carcajada en el corrillo, y empiezan los comentarios sobre el viejo, sobre el sombrero, sobre la calva, sobre el frac verde. Nada causa más risa que la extrañeza y el enfado del pobre; sin embargo, nada más natural.

Ya sabe usted que yo deseo servirle, pero como no soy el dueño... ¿A ver el frac? Respiró el joven, sonriose el corredor; tomó el atribulado cinco pesos, dio de ellos uno y firmó diez y seis, contento con el buen negocio que había hecho. Dentro de tres días vuelvo por ello. Adiós. Hasta pasado mañana. Hasta el año que viene. Y fuese cantando el especulador.

No podía remediarlo.... La emoción de entrar en los salones en día solemne era para él semejante a la de echarse al agua. Y en efecto, cualquier observador hubiera dicho que aquel hombre creía estar en aquel umbral a la orilla del Océano. Contestaba Saturno con sonrisas muy corteses a las bromas de los envidiosos sin frac que le decían: ¡Vamos, hombre, láncese usted... valor!

El frac es tan indispensable para el Gobernadorcillo, como el sombrero de copa, el bastón y la camisa de chorreras. El sombrero suele legarse y servir en tres ó cuatro bienios; la camisa lo mismo que el bastón podrán ser manufacturas de el pueblo, pero lo que es el frac necesariamente ha de estrenarse y pasar por el corte de los sastres de Manila.

Recuerdo cómo fuí varias veces al palco de Dolorcitas en el teatro. Dolores parecía una princesa; yo llevaba mi frac azul entallado, de botones dorados, pantalón collant de color gris, polainas y corbata negra, de varias vueltas. La gente me señalaba disimuladamente con el dedo.

P. ¿Qué jueces letrados hay? R. Ninguno. P. ¿Cuántos hombres visten frac? R. Ninguno. P. ¿Cuántos jóvenes riojanos están estudiando en Córdoba o Buenos Aires? R. Sólo de uno. P. ¿Cuántas escuelas hay y cuántos niños asisten? R. Ninguna. P. ¿Hay algún establecimiento público de caridad? R. Ninguno, ni escuela de primeras letras.

Sus criados, unos mozos que han venido con ella, estirados y serios como lores, van puestos de frac, con grandes bandejas, repartiendo copas a las bailaoras, que, en plena jumera, les tiran de las patillas y les echan huesos de aceituna a los ojos. ¡Unas juergas de lo más honestas y divertidas!... Ahora doña Sol recibe por las mañanas al Lechuzo, un gitano viejo, que da lecciones de guitarra, maestro de los más castizos, y cuando no la encuentran sus visitas con el instrumento en las rodillas, está con una naranja en la mano. ¡Las naranjas que lleva comidas esa criatura desde que llegó! ¡Y aún no se ha hartado!...

Elena llevaba uno de sus trajes descotados, á los que agregaba ó quitaba adornos para que diesen diariamente una impresión de novedad. El ingeniero francés y Torrebianca iban puestos de smoking y Pirovani seguía ostentando su majestuoso frac... Pero ya no era el único en lucir esta prenda.

Palabra del Dia

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