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Cuando lo leyeron los amigos que acompañaban al señor de Lamagorza en su casa, y cuando este les refirió detalles del hecho, oyéronse las exclamaciones más ardientes sobre el estado moral e intelectual del país; se recordaron otros hechos análogos ocurridos antes en Madrid, Valencia y Málaga, y por último se declaró con unanimidad muy satisfactoria que era preciso hacer algo, ¡algo, !, y consagrar muchos ratos y no pocas pesetas a la curación del cuerpo social.

Un día se encaminó a un prado, cercano al monasterio, en el cual crecía gran número de flores de diversas especies, y estas quizás, le recordaron las que tantas veces había trazado, idealizadas, en breviarios y misales, pues nuevas lágrimas de dolor nublaron sus ojos.

Todavía pendían de su tejido muchas flechas, que le recordaron su primer choque con los soldados de la República femenina. La vista de ellas evocó en su memoria á los dos compañeros de viaje, completamente olvidados hasta entonces.

Nos acercamos al más grande de estos corros, y a la luz de la hoguera pude ver rostros y personajes verdaderamente dignos de Belén, y que me recordaron el hermoso cuadro del Nacimiento de Jesús, de nuestro Cabrera , que decora la sacristía de Tasco . En efecto, esas cabezas rudas, morenas y enérgicamente acentuadas, con sus flotantes cabelleras grises y sus largas barbas; esas sonrisas bonachonas y esos brazos nervudos apoyándose en el cayado, parecen ser el modelo que sirvió a nuestro famoso pintor para su Adoración de los Pastores.

No faltó el vino, un par de botellas, obsequio del doctor Sarmiento, escondidas dos o tres años en el fondo de una cómoda. Reiamos, charlamos, recordaron los viejos sus buenos tiempos, hablamos los jóvenes de nuestra dicha, y la velada se pasó del modo más alegre.

Ojeda adivinó por esta señal que era Nélida. Ella le miró sonriente, con la misma sonrisa que dedicaba a todos los hombres. Por primera vez se fijaba en él. Fernando la vio más alta, más joven que Teri, pero con un aspecto vulgar y atrevido que le fue antipático. Sólo sus ojos de pupilas de ámbar, que tomaban con la luz un reflejo de oro, le recordaron ¡ay! los otros.

¡Pero se esconde usted para salir! ¿Que yo?... , usted... Ayer tarde salió usted del parque por una puertecilla... ¡Atrévase a negarlo! Ahora comprendo... Estas últimas indicaciones recordaron a Delaberge el incidente que otros hechos más graves le habían hecho olvidar; recordó la huida de aquel hombre desconocido a través de los campos y que de tal modo se parecía a Simón.

Al pasar un grupo por la calle donde ambas Juanas vivían, oyeron de repente el alboroto y vieron el tropel de los que huían de la vaca, y hasta entonces no recordaron el peligro a que se habían expuesto. El escribano, sin pensar en sus hijas, con frac y todo, se subió por los hierros de una reja y logró ponerse en salvo.

Ambos me recordaron, enseguida, la escena del boticario en «Romeo y Julieta». Expuse mi mal y la opinión de los facultativos a quienes consultara, y el Dr. Idiáquez me escuchó con la mayor atención.

Las banderas de diferentes naciones que flameaban en los consulados, sobresaliendo entre todas las del siempre popular «Mayor», me recordaron que era la fiesta de Santa Margarita.