Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 28 de junio de 2025


Conque buena mano ¡y no te lástima ese pobre diablo! Amaury sonrió e hizo un saludo; quitose el sombrero, que depositó en tierra; despojose del frac, el chaleco y los tirantes, y al serle entregada el arma volvió a saludar con verdadera elegancia, sin pizca de afectación.

Facundo deja de fingirse federal como lo entendían los hombres de las ciudades; es el enemigo de todos los que llevan frac, es el elemento bárbaro que se presenta en toda su desnudez, y es preciso hacerlo sentir a los ilusos que se cuentan aún entre sus partidarios.

Bastábale entrar en su alcoba para presentar en cartuchos de onzas cuanto dinero se le pedía, y a pesar de esto, fuera de los días de Corpus, en que sacaba del fondo del arca el frac de color castaña y el sombrero de seda, nadie le había visto con otro traje que un eterno pantalón de cuadros, chaqueta de fustán, chaleco de terciopelo rameado y gorra de ancho plato.

No abusaré de la paciencia del lector contándole punto por punto lo que pasó en aquélla, ni le diré tampoco cuántos padres de la patria llevaban el frac mal sentado, como si no estuviera cortado a su medida, ni cuáles señoras de estos insignes patricios iban hilvanadas con las marchitas rebuscaduras del baúl, ni qué familias visibles de la corte estaban representadas allí por apuesto mancebo o seductora dama.

El uso del frac es objeto de una serie de ensayos difíciles de enumerar, no habiendo espejo una legua á la redonda que no lo haya reproducido, colgado por supuesto de los hombros del futuro jefe del municipio. En el reloj de los tiempos pues en el del pueblo no podía ser, entre otras razones, por no haberlo dieron las tres de la tarde del 30 de Junio.

Fué un verdadero apuro para ellos. Raimundo no tenía frac, Aurelia no poseía tampoco un guardarropa muy provisto. Sin embargo, fueron. Un pariente prestó al joven su frac: Aurelia se puso los mejores trapitos del armario. Al día siguiente Raimundo se encargó un traje de etiqueta en la mejor sastrería de Madrid.

Se sentía fuerte y con voluntad de obrar; impulsábalo a ello un instinto ciego, indefinido, y obedecía a él; era el comandante de campaña, el gaucho malo, enemigo de la justicia civil, del orden civil, del hombre decente, del sabio, del frac, de la ciudad, en una palabra. La destrucción de todo esto le estaba encomendada de lo alto, y no podía abandonar su misión.

¡Qué barbaridad! exclamó asustado, abriendo los ojos desmesuradamente. La dama le miró algunos segundos fijamente, con expresión escrutadora, maliciosa. Luego, soltando una sonora carcajada, exclamó: ¿Lo ves, infeliz, lo ves?... eres un señorito madrileño, un socio del Club de los Salvajes.... Ni yo, ni mujer ninguna te harían cambiar el frac y el chaleco blanco por el uniforme de presidiario.

Ese Quilito que no baja dijo impaciente la tía. Estará acicalándose para la función de gala contestó don Pablo Aquiles, ya que no ha podido ir su padre al Tedéum, que luzca el niño su frac nuevo en Colón.

La generala contestó con afabilidad, y dirigió la vista a otro sitio; mas al volverla de nuevo hacia Miguel, al ver la camelia blanca en su frac y al observar su mirada fija, penetrante y un si es no es risueña, recibió tal sorpresa, que no pudo contestar a lo que, en aquel momento, le preguntaba un viejo militar que tenía a su lado.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando