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Actualizado: 23 de julio de 2025
Por la noche solía abrir también algunas veces las contraventanas y encender, además de la lámpara, todas las bujías de los candelabros para imaginarse que se hallaba metida dentro de un gran farol. «Desde la ría, esta torre debe parecer un faro y mi habitación la lámpara que acaba de encenderse», se decía con gozo infantil.
Las gaviotas revolotean en la playa, y su incesante graznar y el lloro de algún niño, que la madre cobija bajo el manto, son voces de susto que agrandan la voz extraordinaria del viento y del mar. Entre las tinieblas brilla la luz de un farol. Don Juan Manuel y el marinero bajan hacia la playa. ¡Ya alcanza mi amo cómo no está la sazón para hacerse a la mar! ¿Dónde tenéis atracada la barca?
A la luz de un turbio farol que ardía en aquel lugar, que era el zaguán de la puerta de las Meninas, se vió á doña Clara envolverse completamente en su manto, y al bufón rebujarse en su capilla. El suizo, que alabarda al brazo paseaba en el zaguán, se detuvo un momento, y al desaparecer, lanzándose en la calle, doña Clara y el bufón volvió á su paseo. Llevadme donde están dijo doña Clara.
Un macilento farol con los vidrios pintados de azul dejaba filtrar á largos trechos su breve radio de luz funeraria. A los pocos pasos se acostumbraron á esta penumbra. El suelo de las calles estaba partido en dos fajas: una, de blancura turbia y vagorosa, reflejo de la luna moribunda; otra, negra, con la tonalidad densa y pesada del ébano.
A la tenuísima vislumbre de un amanecer apacible siguieron la estrecha senda del jardín que daba acceso a las caballerizas, en las que a favor de un farol pequeño y sucio el caballerizo ensillaba los caballos que un muchacho rasqueteaba previamente.
El reloj de la catedral dio las doce. Se abrió la puerta del salón y pasaron dos bultos. Las pisadas las apagó en seguida la alfombra. Por toda claridad la poca de la calle, producto de la luna nueva y de un farol de enfrente, adulación del municipio nuevo a la casa del Marqués.
Nada de morirse... no hable V. de eso ya. Lo que importa ahora es dar pronto con un simón... Vamos adelante... ¿qué es eso; tropieza V.? Sí, señor; creo que ha dado contra la columna de un farol... ¡Como soy ciego! ¿Es V. ciego? preguntó vivamente el desconocido. Sí, señor. ¿Desde cuándo? Desde que nací. Juan sintió estremecerse el brazo de su protector; y siguieron caminando en silencio.
Es posible pensó Zalacaín . Si habré conocido en mi infancia a alguien que tenga criados, sin saberlo. En fin, vamos a ver a mi amiga dijo en voz alta. El criado siguió por los soportales, torció una esquina, y en una casa grande empujó la puerta y entró en un zaguán elegante, iluminado por un gran farol. Pase el señorito dijo el criado indicándole una escalera alfombrada.
La música de los campanilleros era extraña y de un singular carácter, pero no dejaban de ser menos curiosas las letras de sus coplas, entre las cuales las había del tenor siguiente: El demonio como es tan travieso agarró una piedra y rompió un farol, y salieron los padres Franciscos y lo apedrearon en el callejón.
Y bien, repuse: si nada te ha dicho esa mujer, ¿cómo sabes que yo la he dado dinero? Anoche, cuando usted se alejó con ella, apagué mi farol y me fui detrás: esperé a que saliesen ustedes del café, los seguí y vi que entraban en esta casa. Esta mañana cuando la señora Adela me enseñó dos papeles encarnados, cuando leí... ¿Sabes leer?
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