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La bestia, presa de estupor, quedó un instante atónita y temblando. Se alejó luego al paso, inundando el pasto de sangre, hasta que a los veinte metros se echó, con un ronco suspiro. A mediodía el polaco fué a buscar a su toro, y lloró en falsete ante el chacarero impasible. El animal se había levantado, y podía caminar.

Con el mayor disimulo la retuve suavemente por el hábito, diciendo al mismo tiempo en voz de falsete: ¿Cómo se llamaba usted? ¡Chis, suelte usted! Y dando un tirón se alejó, no sin dirigir una rápida mirada de temor a la madre. Peteneras y seguidillas. ¡Oh diablo! ¿Estaría galanteando a la hermana San Sulpicio? La impresión que saqué de esta plática por lo menos fue ésa.

Era ésta una mujer de más de cincuenta años, obesa, con un vientre colosal, que se movía con trabajo, la respiración anhelante, embotada por la grasa y hablando siempre en voz de falsete. La suma discreción, la encarnación verdadera del sigilo.

El falsete de los interlocutores producía en este vasto comedor un efecto extraño y severo, como el murmullo de los fieles en una iglesia. Á nuestro joven le parecía demasiado severo. De vez en cuando, la voz de D. Primitivo, no pudiendo resistir tanto tiempo la presión cruel que sobre ella estaba pesando, lanzaba un gallo, y se oía la palabra votos ó candidatos.

Las señoras, que aguardaban en la antesala, decían en voz de falsete a las que entraban: «Se está despidiendo, se está despidiendo de su padre... Don Mariano no quiere ir a la ceremoniaDespués apareció otra vez María, risueña y serena como antes, diciéndoles: Vamos, señores; en marcha.

Alto, seco, musculoso, la barba y el pelo de un color negro que daba en azul; los ademanes descompuestos siempre y violentos; la voz indefinible, grave unas veces, otras, cuando se enfadaba, que era casi siempre que se ponía a hablar, chillona y aguda, de un falsete tan estridente que rompía los oídos.

Soy yo, señor, soy yo dijo una voz de falsete al través de la cerradura. ¡Ah! eres , Robustiana. ¿Qué hay? ¡Señor, hay ladrones en casa! El capitán dió un salto mucho mayor y quedó de pie sobre el pavimento. Al fin había llegado el momento supremo; había sonado la hora del combate. Sin encender luz introdujo la mano por entre los colchones y sacó un enorme fusil de pistón.

Las examinó largo rato con atención. Después, pasándose la mano por la cara repetidas veces, respirando con agitación como si se sintiese inspirada y hablando en voz de falsete para mayor solemnidad y misterio, comenzó á decir: Este cuatro de copas que aquí ves primeramente no es para ti de buen agüero: significa que vas á regañar con tu amante, que será fuerte el enojo, y este rey de oros que le sigue dice que será á causa de un hombre moreno.

Entonces el susto de Julia llegó a su colmo: se arrancó con extraordinaria violencia de los brazos que la sujetaban, se puso terriblemente pálida y se llevó el dedo a los labios, diciendo con voz de falsete: ¡Por Dios, Miguel, por Dios... que está ahí mamá! La criada apareció en aquel instante por el otro extremo del corredor. Puede V. pasar cuando guste, señorito.

Cecilia corrió hacia él y le sujetó por los brazos. ¡No, eso no! No se consigue nada... Ventura, escapa... ¡Hacia la cocina!... Gonzalo sube por el cuarto de papá. La joven hablaba en falsete con tono imperioso, la mirada fulgurante. Ventura no se lo hizo repetir. Salió con precipitación del gabinete.