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Actualizado: 26 de julio de 2025
Si el golpe es desgraciado y el practicante no puede huir, deja caer lo hurtado, lo echa en el bolsillo de cualquiera de los presentes, en fin, se deshace como puede del cuerpo del delito, y trata de evitarse una condena o ahorrarle un mal rato a su asociado.
Los novios habían resuelto ir en coche para evitarse la curiosidad de la gente en la estación: además, la hora de los trenes no les pareció conveniente. Las seis mulas de tostado lomo corrían arrastrando a la pareja feliz hacia su nido. Los gritos de júbilo de los invitados y la rapidez de la marcha los embriagó por unos instantes: permanecían mudos sin saber qué decirse.
Seduce a muchos portugueses con promesas y compra a otros con dinero para impedir la guerra y la efusión de sangre, y sin embargo, no logra anular al Prior de Crato ni apoderarse de él, ni evitar que se rebele, y necesita sofocar la rebelión con dura mano y tremendo castigo, sin que lleguen a evitarse los abominables desafueros de un ejército invasor casi siempre mal pagado y famélico en España y en aquel siglo, aunque le mandasen caudillos de tanta autoridad y energía como el duque de Alba y Sancho de Avila.
Otros hervían en sus casas grandes pucheros de café al iniciarse la temporada de viajes, y llevaban con ellos el negro líquido en botellas, que hacían recalentar, para evitarse este gasto en los hoteles. Los individuos de ciertas cuadrillas pasaban hambre, rezongando en público de la avaricia de los maestros. Gallardo no estaba arrepentido de su vida fastuosa. ¿Y querían que renunciase a ella?...
Encontró al conde en su propio dormitorio, luego de pasar por los salones con los ojos cerrados para evitarse el dolor de una cólera inútil. Las puertas estaban forzadas, los suelos sin alfombras, los huecos sin cortinajes. Sólo los muebles rotos en los primeros momentos ocupaban sus antiguos lugares.
Era este viaje el quinto que emprendía a las riberas del Plata, y mostraba una pericia de navegadora trasatlántica en su amabilidad con el personal del buque que mejor podía servirla, en la reserva discreta con que se mantenía aparte de los pasajeros de una clase social superior especialmente de las señoras, modo seguro de evitarse desprecios y malas palabras , y en su acierto al escoger su lugar en la cubierta, colocando el mismo sillón de junco, las almohadas y las mantas que le habían acompañado en anteriores viajes. «Yo voy a Buenos Aires casi todos los años había dicho al curioso Maltrana para cortar sus preguntas insidiosas . Es mi negocio; viajo por una gran casa de sombreros.» Maltrana, malicioso e incrédulo, pensaba que la hermosa viajera comercial no debía llevar con ella otras muestras que los propios sombreros, un poco fatigados.
Está para llegar a nuestra casa, y se le dice que va a servir de estorbo en ella en el sentido, que a él le duele mucho, porque cabe que traiga el infeliz sus planes muy acariciados... Pues, mujer, qué menos ha de hacer en tales casos una persona sensible y delicada, que preguntar, para evitarse un portazo en las narices: ¿estorbo o no estorbo? ¿voy o no voy?
¡Oh! exclamó ; ¡la gratitud de las mujeres! las mujeres no saben tener por un hombre un afecto profundo, sin que aquel afecto las lleve al amor... ¡si al verse salvada de un peligro por ese joven!... pero en todo caso... si nunca ha estado ese joven en Madrid... si anoche le vió ella por primera vez, no puedo suponerla tan liviana que... aún hay tiempo... indudablemente... obrando con sagacidad y energía podrá evitarse... pero si todo esto no fuese más que una locura de Montiño... una exageración de mi recelo...
Ni ella ni él consiguirían resucitar por un momento su pasado. Esta riqueza inútil sólo le proporcionaba cierta tranquilidad al pensar en el porvenir de la mujer que constituía toda su familia. Le era lícito en adelante disponer libremente de su existencia. Cinta, al morir él, iba á heredar millones. Para evitarse la emoción de la despedida, habló á Tòni autoritariamente.
Los de La Rinconada asentían mudamente. Ya lo sabían ellos. Había que callar la visita, para evitarse molestias, como lo hacían en todos los cortijos y ranchos de pastores. Este silencio general era el auxiliar más poderoso del bandido. Además, todos estos hombres del campo eran admiradores del Plumitas. Su rudo entusiasmo lo contemplaba como un héroe vengador. Nada malo debían temer de él.
Palabra del Dia
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