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Actualizado: 19 de mayo de 2025


La noche se venía a más andar, un soplo helado movió el follaje; las dos damas se abrocharon, estremeciéndose, sus abriguillos de paño café con leche, a tiempo que dos bultos negros se destacaban al fin de la avenida. Eran Miranda y Perico, que se asombraron de hallarlas allí tan tarde. ¡Bonito modo, bonito modo de curarse! ¡Demonios! ¡Si no coges una pulmonía, una pulmonía como para ti sola!

¡Ah! dijo Francisca estremeciéndose. Nos deja usted heladas... Si eso es el amor no le quiero. ¡Qué hermoso es el amor! murmuró la Roubinet. Muy hermoso replicó la abuela, pero muy peligroso para cabezas jóvenes. No para la mía objetó Francisca triunfante. ¿Quién sabe?... exhaló Genoveva en un aliento apenas perceptible.

«Soltar , soltar ... dijo el ciego estremeciéndose de la cabeza a los pies, cual si recibiese una descarga eléctrica . Mala , gañadora ... matar yo ti».

La Ròcha, que así apodaban á la vaca por sus rubios pelos, mugía dulcemente, estremeciéndose bajo una gualdrapa de arpillera, herida por el fresco de la mañana, volviendo sus ojos húmedos hacia la barraca, que se quedaba atrás, con su establo negro, de ambiente pesado, en cuya paja olorosa pensaba con la voluptuosidad del sueño no satisfecho. Pepeta la arreaba con su vara.

Parecía sentir temores de hallar algo bueno en aquella mujer. De pronto la preguntó: ¿Ha perdido usted algún hijo? Como si estas palabras fueran un rayo que la marquesa hubiera visto sobre la cabeza de Luz, contestó estremeciéndose toda: ¡Ni Dios lo permita!

El terranova vino á colocarse al lado de su ama, y la miró estremeciéndose de impaciencia. La joven entonces, habiendo envuelto en su pañuelo algunos guijarros, lo lanzó á la corriente un poco más arriba de la catarata.

¿Y qué quiere la Dorotea? preguntó el duque estremeciéndose, porque veía de nuevo asomar la fatídica figura del bufón, que había llegado á convertirse para él en un espectro. La Dorotea... quiere ver á vuecencia... al momento; me ha mandado llamar para eso solo... está enferma... muy enferma... Iré, iré... Id á decírselo. Un momento, señor; tengo que hablar á vuecencia de asuntos míos.

sufres ahora y yo sufro también. estás celosa de esa mujer, de esa doña Clara Soldevilla; yo también estoy celoso; amas á ese don Juan y ese don Juan no te ama... es necesario que ese don Juan sufra las mismas penas que nosotros sufrimos; es necesario que ese don Juan se desespere. ¡Ah! exclamó Dorotea estremeciéndose , ¡y qué terrible situación la nuestra!

Y el poeta, envidiando su alegría, seguía en su puesto, iluminado por la última crepitación de la hoguera, desfallecido de hambre y de dolor, llorando de veras ahora que comenzaba a verse en la obscuridad, esperando algo vago e indeterminado, sin fuerzas para hacer nada y estremeciéndose al oír aquella voz tenue como un hilillo de seda, que se quebraba al llegar a lo más alto de la romanza, ahogándola con sus aplausos los complacientes convidados de la mamá.

Y, en fin, ¿acaso no tiene razón? ¿Acaso, sin , Olga no estaría todavía viva? Si lo que pasó la noche anterior no hubiera... Se detuvo estremeciéndose y se ocultó el rostro entre las manos. Un sollozo sin lágrimas sacudió todo su robusto cuerpo.

Palabra del Dia

commiserit

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