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Actualizado: 8 de julio de 2025


Y llorando dulcemente, oprimía entre sus manos la cabeza del joven, apretaba su boca contra la suya, echándose después atrás, con los ojos extraviados, enloquecida por el contacto de los labios. Estrechamente abrazados habían caído sobre el banco. El jardín rumoroso les servía de cámara nupcial: la luna les dejaba en la discreta sombra. ¡Por fin! murmuró ella lograste tu deseo.

Por la mañana miró la helada negra que parecía oprimir cruelmente cada rama de hierba, mientras que el viento hacía rizar la charca roja, helada a medias. Pero al llegar la noche la nieve se puso a caer y le veló hasta aquella lúgubre perspectiva, encerrándolo estrechamente con su pena concentrada.

Luego agregó: Sea por siempre bendita y bendecida. El llanto de Vérod era tempestuoso. Roberto, ¡qué bueno es usted! ¡Gracias!... ¡Adiós!... Diciendo esto, se inclinó a besar la mano del joven. Pero Roberto Vérod la retiró y abrió los brazos. Los dos hombres permanecieron un momento estrechamente abrazados. El Príncipe preguntó en voz muy baja: Hermano, ¿me perdonas? Te perdono, hermano.

«Dije a papá que copio bellas poesías y escribo mis impresiones. Estaba resuelta a decirle todo, pero esperaba que no manifestara deseos de leerlo. Cuando me preguntó: ¿Me dejas ver? le di el libro, pero creo que me ruboricé mucho. Leyó algunas líneas, de dos o tres páginas solamente, luego cerró el libro y me abrazó estrechamente, besándome en la frente, él también con los ojos enrojecidos.

Colocado en este terreno, pronto comprendí que lo que yo necesitaba desde luego y con urgencia para salir airosamente del conflicto, era adquirir otras ligaduras con qué sustituir las quebrantadas por la muerte; otro vínculo nuevo que me uniera a Tablanca, ya que no tan estrechamente como lo estuvo mi tío, hasta el punto, cuando menos, de que dejara la casona de ser cárcel para . Bueno.

Se reflejaba en su persona la popularidad de Isidro, y éste, por su arte, extremaba las sonrisas, las palmadas cariñosas, las palabras de falso afecto, lo mismo que un buen rey que desea mostrarse estrechamente unido con su pueblo. Nélida miró varias veces a Fernando gozosa de que presenciase su triunfo. A su lado jamás había recibido tales homenajes.

Hermosa mañana aquella en que me dirigí a pie al palacio de la Princesa, llevando en la mano un ramo de preciosas flores. La razón de estado excusaba mi amor; y si bien las atenciones que prodigaba a mi supuesta prima eran nuevos incentivos a la pasión que me impulsaba, me unían también más estrechamente al pueblo de la gran ciudad, que adoraba a la Princesa.

¡Ole ole! dijeron dos ó tres de aquellos insignes personajes, mientras uno de ellos avanzó hacia la joven, y abrazándola estrechamente, la llevó al centro de la taberna. ¡Viva el buen trapío! Clara dió un grito de terror al encontrarse en los brazos de aquel desalmado, y gritó con todas sus fuerzas: ¡Pascuala! ¿Qué? ¿quién es? dijo una voz de mujer; ¿á ver qué es eso?

En el centro de la cámara humeaba un colosal barreñón de loza, lleno de agua templada, y estrechamente abrazados y en cueros, el chiquillo sosteniendo en brazos a la niña, estaban Perucho y la heredera de Ulloa en el baño. Nucha, en cuclillas, vigilaba el grupo.

Hallaba yo gran placer en hacerla penetrarse así de la intimidad de tantas y tantas cosas estrechamente ligadas a mi vida. Era como una serie de sutiles confidencias que la iniciaban en lo que yo había sido y la conducían a comprender lo que era.

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