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Actualizado: 7 de junio de 2025


Viene entonces la Muerte, en forma de caballero joven, armado de todas piezas, y con espada, y dice ser el ejecutor de la justicia de Dios; pero Daniel le encarga, que antes de cumplimentar en el Rey las órdenes divinas, lo exhorte á arrepentirse. La Muerte acude para obedecer al Pensamiento, y éste lo lleva á un jardín, en donde se solaza Baltasar con sus dos esposas.

Muchas veces las honradas esposas, no considerándose dignas de tan singular adoración, se miraban a todas partes, y preguntaban a los que estaban a su lado si por casualidad tenían algún tizne en la cara, o llevaban enredado en el pelo cualquier hilacho. Periquito era incansable, y tomaba estos asuntos con la seriedad que merecían.

Aquel rey que había engañado á su padre, á sus maestros, á sus amigos, á sus ministros, á sus partidarios, á sus enemigos, á sus cuatro esposas, á sus hermanos, á su pueblo, á sus aliados, á todo el mundo, engañó también á la misma muerte, que creyó hacernos felices librándonos de semejante diablo. El rasgo de miseria y escándalo no ha terminado aún entre nosotros.

Toma este libro, y lée: «El que repudie tres veces á una muger, no podrá volverla á hacer suya sino despues de pasar por los brazos de otro hombre que tambien la haya repudiado .» ¿Y prefieres al marido que tienes ahora el que por tres veces te repudió? Le prefiero sin duda puesto que solo á él amo; él tambien me prefiere á sus demas esposas, y la tristeza le devora desde que me perdió.

El alegre doctor cesó de reír ante la gravedad de Maltrana. Este le habló de Feli y de su enfermedad. ¡Vamos, es una queridita que te has echado! dijo el médico. Isidro contestó afirmativamente. ; una querida a la que amaba como muchos maridos no aman a sus mujeres; una querida que podía gloriarse de una fidelidad que pocas esposas conocían.

Cuentan las historias y relaciones que, de doce mujeres, entre esposas y amigas, tuvo Felipe IV treinta y dos hijos, incluyendo legítimos y bastardos ; pero ninguno le alegraría tanto como el príncipe Don Baltasar Carlos, habido, después de tres hijas muertas sin cumplir un año, en su primera mujer y prima la infanta de Francia doña Isabel de Borbón, a quien llama un escritor de la época fragante flor de lis convertida en purpúrea rosa castellana.

Sólo había en él dos mujeres del pueblo arrodilladas y vestidas de luto: esposas ó madres de hombres muertos en la guerra. Al volver á la plazoleta se entretuvo en leer y releer los títulos de todos los papeles expuestos en un kiosco de periódicos.

Deseoso de pasar inadvertido, subió á los pisos superiores con la esperanza de encontrar un asiento en las galerías que daban al patio, y estaban ocupadas esta mañana por las esposas y las hijas de todos los personajes de la República.

He sido acusada de desobediencia: mi culpa era bien leve por cierto; pero no hay quien me defienda contra el brazo de mi irritado esposo, porque la ley declara que «los maridos agraviados por la desobediencia de sus esposas pueden castigarlas, dejarlas solas en el lecho, y aun golpearlasVeo á la puerta de la vivienda de un jeque poderoso un crecido acompañamiento de caballos y camellos.

Las mujeres le rodearon, llorando todas al verle herido; él dijo algunas palabras, volvieron los suyos, y entre cuatro le llevaron á su casa. Antes de llegar á ella ya estaba muerto. Reinaba en el pueblo la consternación, porque habían perecido muchos hijos y muchos maridos; las madres y las esposas gritaban por las calles con amargos y dolorosos lamentos.

Palabra del Dia

rigoleto

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