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Actualizado: 29 de junio de 2025
Llámale, acaba, que todo el tiempo que tardo en tomar la debida venganza de mi agravio parece que ofendo a la lealtad que a mi esposo debo.
En el asiento posterior, la señora francesa dormitaba también, conservando una actitud de estudiado recato, que se echaba de ver en la posición del pañuelo caído sobre la frente ocultando a medias su rubicunda cara. Otra señora de Virginia City, que viajaba en compañía de su esposo, yacía en un ángulo, arrebujada en un mar de cintas, pieles y abrigos que inundaban por completo su persona.
Al saberlo Amaury, creyó atinar con la causa de aquella sistemática oposición que a su amor había hecho el padre de Magdalena; pensó que quizás esperaba proporcionarle a ésta un esposo, si no más rico que él, por lo menos en situación más brillante que la suya; que ocupase un puesto conquistado por sus méritos en lugar de una posición heredada de sus padres.
Mas vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. 16 Y nadie echa remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.
Pero cálmese usted, pobre hombre se atrevió a expresar Jacinta . A nosotros no nos importa que su mujer de usted sea lo que quiera. ¡Que no les importa!... replicó Ido con entonación trágica de actor de la legua . Ya sé que estas cosas a nadie le importan más que a mí, al esposo ultrajado, al hombre que sabe poner su honor por encima de todas las cosas.
Jornada tercera. Rugero, siempre en el error de que Federico es el esposo de su amada, penetra por medio de ganzúas en el aposento de Casandra; llega á la débil luz de una lámpara hasta la alcoba, en donde descansa esta beldad en los brazos de Alejandro, y lo mata con su puñal.
A juicio de mi marido, este proceso social va creando en Buenos Aires el arquetipo de la belleza física. La atención que presto a cuanto dice pues no tenéis idea de la elocuencia y solidez razonadora de mi esposo es para él un estímulo intelectual, y así sus disertaciones sobre la belleza de la mujer argentina participan de la profundidad de la ciencia y del encanto del arte.
Para una millonaria era este el más refinado de los insultos. ¿Has oído, Pepe? gritó mirando á su esposo. ¿Y tú consientes estas atrocidades en tu casa? Los ojos tímidos de Sánchez Morueta iban de su mujer á su primo, como asustado en su interna somnolencia por el inesperado choque. Me voy siguió gritando doña Cristina al ver la indecisión de su esposo. No quiero escuchar más á este hombre.
Hasta podría jurar que había escuchado algo semejante á suspiros de dolor, á un jadeo de desesperación. Y su instinto le avisaba que aquel ser misterioso que había vivido unos momentos cerca de ella, al otro lado del muro de tablas, no era otro que su esposo.
No están conformes los biógrafos de D. Marcos en la causa de ciertas riñas, que pusieron á la esposa en peligro de morir á manos de su esposo: unos lo atribuyen á veleidades del escritor; otros más concienzudos, y buscando siempre las causas recónditas de los sucesos humanos, á que el pesimismo adquirido cultivando las letras infiltróse de tal modo en su pensamiento, que llenó su vida de melancolía y fastidio. ¡Tal influjo tienen las grandes ideas en las grandes almas!
Palabra del Dia
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