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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Como no era noche de tertulia, había en ella muy poca gente; y yo, sin pararme a considerar si faltaba o no a «las conveniencias», y atenta sólo a lo que me interesaba, le conduje al gabinete mismo en que el banquero «se me había declarado»; elegí un sitio en él donde pudiéramos hablar sin servir de espectáculo a la gente del saloncillo; senteme allí, y roguele a él, con una mirada y un golpecito con la mano en el sillón inmediato, que se sentara también.
No puedo decirle a usted hasta qué punto resultaba extraordinario aquel espectáculo de la inmensidad dos veces repetida, de extensión doble por lo tanto, tan alta como profunda vista desde la plataforma del faro, ni es tampoco descriptible la emoción que a todos nos embargaba.
Los sucesos se atropellaban; el mundo parecía resarcirse en una semana del largo quietismo de la paz. El viejo vivió en la calle, atraído por el espectáculo que ofrecía la muchedumbre civil saludando á la otra muchedumbre uniformada que partía para la guerra. Por la noche presenció en los bulevares el paso de las manifestaciones. La bandera tricolor aleteaba sus colores bajo los faros eléctricos.
El espectáculo iba a terminar, y durante dos o tres escenas en las que ya no bailaban las primeras partes y durante las cuales el público conversaba casi en voz alta, hablose de la ópera Roberto el Diablo, que se estaba ensayando entonces y que debía representarse a los pocos días.
Señor duque dijo Stein , quizá voy a pareceros ridículo; pero en realidad me es imposible asistir a este espectáculo. ¿María, quieres que nos vayamos? No respondió María, cuya alma parecía concentrarse en los ojos . ¿Soy yo alguna melindrosa y temes por ventura que me desmaye? Pues entonces dijo Stein , volveré por ti cuando se acabe la corrida. Y se alejó.
Gozaba extraordinariamente con aquel espectáculo Alfonsito Bringas, que habría deseado encargarse del trasporte de todo en carros de su propiedad. Al ratoncito Pérez daba lástima verle. Apoyado en el brazo de su señora, andaba con lentitud, la vista perturbada, indecisa el habla.
La cruz, que había estado en la calle, se colocó en una gran sala baja, donde hay piano, y nos dio Pepita un espectáculo sencillo y poético que yo había visto cuando niño, aunque no lo recordaba. De la cabeza de la cruz pendían siete listones o cintas anchas, dos blancas, dos verdes y tres encarnadas, que son los colores simbólicos de las virtudes teologales.
Copiaremos, por lo curiosa, una de las escenas de este drama. El duque de Osuna se encuentra en Francia, y desea conocer el teatro de esta nación. Entra en uno de los edificios destinados á este espectáculo, y se le ve en un palco aludiendo, sin duda, á los verdaderos aposentos del corral: DON PEDRO. ¿Quién duda que es gran comedia, Pues tanta gente ha venido?
Los valles que se perdían de vista, los bosques inmensos, los estanques lejanos de la Lorena, la cinta azul del Rin a la derecha, todo aquel gran espectáculo las maravillaba, y la labradora dijo con profundo recogimiento: Juan Claudio: aquel que ha levantado esta peña hasta el cielo, que ha abierto esos valles, que ha sembrado esos montes de brezos y musgos, ése puede hacernos la justicia que merezcamos.
Como quiera que la vida ordinaria ofrece pocas veces temas interesantes para la poesía y su exposición sencilla precipita á menudo en la trivialidad, como se observa en gran número de novelas inglesas y alemanas, los novelistas, en vez de esperar pacientemente que el espectáculo de la vida les depare un asunto adecuado, prefieren tomar una parte grande de ella y por el sistema de condensación lograr interés para su obra.
Palabra del Dia
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