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6 Y David fue muy angustiado, porque el pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se esforzó en el SE

Su adversario no podía batirse con el kepis puesto; su color amarillento y la cifra de la Legión bordada más arriba de la visera le daban una visualidad inadmisible. Su uniforme era también una preocupación para Toledo, que se esforzó por suprimir en él todos los detalles vistosos.

Pasaré aquí de largo, a fin de que nadie tilde de licencioso este escrito, sobre las infernales artes con que La Caramba, industriada por los tres libertinos, excitado su amor propio, anhelante de la victoria, y prendada además de la gallardía e inocencia del casto mozo se esforzó por avasallarle y rendirle a todo su talante.

Mirósela y vio que todavía sangraba del golpe, pero entre sus dedos lucía una hoja de acero. No pudo recordar cuándo ni cómo vino a su poder. La persona que le sujetaba por la mano, era el señor Morfeo, que arrastró al maestro hacia la puerta, pero éste se resistía y se esforzó en articular el nombre de «Melisa», tan bien como lo permitía su boca contraída y convulsa.

Al inclinarse León curiosamente sobre la caja de velas, la criatura se volvió, y en un movimiento de espasmo agarró el errante dedo del minero y por un momento lo retuvo con fuerza. León puso la estupefacta cara de un idiota, y algo parecido al rubor se esforzó en asomar a sus mejillas curtidas por el sol.

Significaban estas líneas una simple protesta contra el gobierno porque no hacía sufrir á la famosa Freya Talberg la pena á que la habían sentenciado. El artículo terminaba mencionando la belleza y la elegancia de la delincuente, como si atribuyese á tales cualidades la demora en el castigo. Se esforzó Ferragut por dar á su voz un tono de indiferencia.

Se sintió turbado, se esforzó en saludar, quiso decir algo y no pudo. Pero le impelían hacia la tribuna, y no había remedio. Si no hablaba, ¿qué dirían de él? Lázaro había brillado en Zaragoza por su elocuencia; había aprendido á dominar la multitud, á sobreponerse á ella, á manejarla á su antojo. Pero en aquella ocasión se encontraba novicio, se desconocía, tenía miedo. ¡Que hable, que hable!

Pero conservó aquél con el mismo esmero con que se guarda una joya de sus padres; y nunca dejó de ir a dormir la siesta a la cama en que nació y en que sus padres durmieron la primera noche de novios. Elena recibió la confesión de su esposo con sorpresa y secreto despecho que se esforzó en disimular.

Nacia adornado de los talentos y dotes necesarias para consumar la obra de la independencia del Sud de América, y á ser el reparador de la injusticia que los hombres de otro tiempo habian inferido al intrépido y sábio descubridor del Nuevo Mundo, intentando, con la mas noble elevacion del espiritu al mismo tiempo que exponia su vida en los campos de batalla, perpetuar el recuerdo de Colon en la Confederacion que se esforzó en constituir bajo el título de Colombia.

Usted, señor Conde, nos dirá el nombre del difunto. Don Braulio González dijo el Conde de Alhedín. Cuando supo Beatriz la muerte de su marido, su dolor tocó en los límites de la desesperación; mas no le resucitó por eso. Inesita estuvo también punto menos que desesperada. El Conde, compungido por todas aquellas lástimas, se esforzó por consolar a Inés: todo le parecía poco para consolarla.