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Existen además en latín muchas composiciones dramáticas de los siglos XIII y XIV, destinadas acaso á las universidades . Jerónimo Squarzafico dice en su vida del Petrarca, que el cardenal Juan Colonna era muy aficionado al teatro; pero que se quejaba de que en los dramas y representaciones teatrales reinase escandalosa licencia, y de que no hubiese otros Roscios, que supiesen declamar con perfección y decoro.

Zaldumbide mismo le miró a Tom con simpatía. Tommy era un clown, un verdadero diablo. Se habia ganado la independencia, y fuera de tocar la campana para renovar las guardias, lo que hacía de la manera más escandalosa e impertinente que puede suponerse, no trabajaba nada. En cambio, educaba a nuestro perro y a la mona Mari Zancos, a la alta escuela.

Hoy mismo despido al Duque de esta casa. No, no puedes ni debes hacerlo. Tienes el genio violento. Habría una escena escandalosa que es necesario evitar. ¡Pues es lo que yo quiero precisamente! ¡esa escena! No seas niño, Gonzalo repuso la señora. El arreglo de este asunto me corresponde a , ya que Rosendo, fuera de su política, ni ve, ni entiende, ni oye.

Eran mozos que le saludaban llamándole «maestro» o «señó Juan», muchos con aire famélico, preparando con tortuosas razones la petición de unas pesetas, pero bien vestidos, limpios, flamantes, adoptando actitudes gallardas, como si estuviesen ahitos de los placeres de la existencia, y luciendo una escandalosa latonería de sortijas y cadenas falsas.

Allí se improvisaban los noviazgos, y del salón amarillo habían salido muchos matrimonios in extremis, como decía Paquito creyendo que in extremis significaba una cosa muy divertida. Pero lo que salía más veces, era asunto para la crónica escandalosa. Se respetaba la casa del Marqués, pero se despellejaba a los tertulios.

Pero el deseo de evitar el peligro, de salirse cuanto antes de entre los cuernos, le había hecho rematar la suerte con aquella estocada torpe y escandalosa. En los tendidos agitábase la gente con el hervor de numerosas disputas. «No lo entiende. Vuelve la cara. Está hecho un maleta.» Y los partidarios de Gallardo excusaban a su ídolo con no menos vehemencia. «Eso le ocurre a cualquiera.

Por esto añadió la otra , yo quería hablar a la señorita para ver si doña Guillermina tenía proporción de meterla en cualquier parte donde la sujetaran. En las Micaelas no puede ser, a cuento de que allí la tuvieron que echar por escandalosa... Pero bien la podrían poner, si a mano viene, en un hospicio, o casa de orates, al menos para que no diera malos ejemplos.

Si no lo ponía en práctica, como en casos semejantes había hecho, no era por falta de voluntad, sino por el temorcillo que la navaja de la chula había logrado inspirarle. No obstante, después de la escena escandalosa del teatro, la separación quedó resuelta en principio.

El alboroto había subido de tal suerte y la gritería era tan escandalosa, que algunos balcones de la vecindad dejaron escapar un chirrido y se abrieron discretamente. Las cabezas investigadoras que por ellos asomaron, no logrando enterarse de lo que ocurría y temiendo resfriarse, se retiraron al instante.

Había leído en un café los diarios vespertinos, no encontrando en ellos nada que justificase la relativa tranquilidad de su amigo. Continuaban las noticias pesimistas y las alusiones á una probable prisión de las personas comprometidas en la escandalosa quiebra.