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Actualizado: 13 de julio de 2025


Bonis lloraba de ternura leyendo estas hazañas del clown místico, del autor de los Laudes, después inmortalizados.

Rafaelito habíase disfrazado de clown, y con otros de su calaña ocupaba un carro de mudanzas, sobre cuya cubierta hacían diabluras y saludaban con palabras groseras a todas las muchachas que estaban a tiro de sus voces aflautadas. ¡Vaya unos chicos graciosos! El carruaje de doña Manuela llevaba escolta.

Se acercó al lecho un fraile obeso, vestido de colores llamativos, impasible como una foca, gordo como un cerdo: el rostro achatado por el estigma de la gula y de los apetitos carnales, la boca gruesa como la de un sátiro, el ojo estúpido, la oreja de murciélago, los pómulos colorados como los de un clown.

Hoy no come aquí dijo Maltrana con su autoridad de hombre bien enterado de todo lo que ocurría en el buque . La han invitado sus compatriotas, esa yanqui fea que canta, y su marido, el de la chaqueta de clown... Aquí se invitan unos a otros, como si la comida fuese distinta. Una botella extraordinaria de champán es todo el obsequio... Levántese un poco y la verá.

Zaldumbide mismo le miró a Tom con simpatía. Tommy era un clown, un verdadero diablo. Se habia ganado la independencia, y fuera de tocar la campana para renovar las guardias, lo que hacía de la manera más escandalosa e impertinente que puede suponerse, no trabajaba nada. En cambio, educaba a nuestro perro y a la mona Mari Zancos, a la alta escuela.

Se ornaban los pechos de las señoras con estas chucherías brillantes; la solapa de todo smoking lucía como una condecoración la banderita nacional del portador. Cubríanse las cabezas con los gorros de papel de seda, crestas de aves, mitras asiáticas, sombreros de clown, que contrastaban grotescamente con el gesto ávido de los comilones.

Ricardo, con sus instintos de clown, procuraba hinchar los carrillos y ponerse aún más colorado. Se le había disipado por completo el mal humor. La cesta no avanzaba poco ni mucho: ambos permanecían inclinados y agarrados a ella sin poder alzarla un dedo del suelo, la una desternillándose de risa y el otro afectando una desesperación cómica.

Era hijo del picador que había en el pueblo, y mozo que por su figura podía ser el regocijo de los espectadores en un circo de acróbatas. Nada necesitaba añadir a su persona, ni polvos de harina, ni bermellón, ni tizne para quedar convertido en clown.

También las bellas artes contribuyeron a la terrible lucha de ideas que tenía por teatro el pueblo del Tandil. Representábasele en ellas de puerco, de serpiente, de «clown», y hasta de «mascarita», es decir, ¡poniéndose por careta la noble imagen de Dreyfus!... El «maestro» Thigi, director de la única banda de música que había en el pueblo, era compositor y perecista.

Si la cinematografía no hubiese de dar en el curso de su desarrollo otras cosas que el sainete grotesco é inverosímil que hace reir con payasadas de clown, ó las historias de ladrones y detectives, yo abominaría de ella, como lo hacen muchos.

Palabra del Dia

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