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Actualizado: 25 de junio de 2025
Esta es la conclusion, que por otra parte debe deducirse de las infiltraciones que siguen al marasmo, de la necesidad de estar sentado ó echado, de la pesadez en todo el cuerpo, de la debilidad intelectual y física, de la sensacion de frio, y de la facilidad á resfriarse.
Los síntomas de irritacion tienen un carácter erético y congestivo poco persistente, aproximándose á la accion del arsénico por la sensacion de quemadura que acompaña á las congestiones y á los dolores, por la desazon general, por el decaimiento rápido de las fuerzas, por el prurito en la piel y la irritacion de las mucosas de los sentidos, por ciertas erupciones petequiales, por el aniquilamiento de las fuerzas musculares, por la facilidad, en fin, á resfriarse, en el momento en que la inflamacion parece dominar.
El alboroto había subido de tal suerte y la gritería era tan escandalosa, que algunos balcones de la vecindad dejaron escapar un chirrido y se abrieron discretamente. Las cabezas investigadoras que por ellos asomaron, no logrando enterarse de lo que ocurría y temiendo resfriarse, se retiraron al instante.
Pero los médicos de París son filósofos imperturbables que viajan entre el lujo y la miseria, sin extrañarse de nada, del mismo modo que pasan del calor al frío sin resfriarse. La señora Chermidy estaba envuelta en vestido acolchado de raso blanco. Con aquel traje parecía una gata sobre un edredón, una joya en su estuche.
En segundo lugar, la duda, como si dijera: ¿será posible? En tercer lugar, la certeza, concretada en estas frases: ¡ciertos son los toros! Ramón es un atrevido. Después de pensarlo, continuó señá Rosa: Usted podría resfriarse, pasando del calor de su cama al aire. Más vale que se quede usted quieto, y sea yo la que diga al tal chicharra, que si se quiere divertir, que compre una mona.
Frecuentemente, en casa de madama de Longueval, después de comer, dormitaba un poco. Vosotras le habéis acogido con tanta bondad, que ha recobrado su antigua costumbre. Y ha hecho muy bien dijo Bettina. No hagamos ruido, no le despertemos. Sois demasiado buena, señorita; pero la noche está muy fresca. ¡Ah! es verdad, podría resfriarse. Esperad, voy a buscar un tapado.
Además, era un miedoso, que siempre temía resfriarse y no osaba salir á la calle en los días nublados si le faltaba el paraguas. A él que le hablasen de hombres valientes. No sé... respondía á su madre . Tal vez estará metido en cama, con siete pañuelos en la cabeza. Cuando volvía don Pedro, la casa recobraba su normalidad de reloj pausado y seguro.
El tiempo quiebra, sin canto ni piedra. Marisalada se levantó y se fue. «¡Sí! iba pensando, tocándose el pañolón por la cabeza ; me quiere; eso ya me lo sabía yo. Pero... como fray Gabriel a la tía María, esto es, como se quieren los viejos. ¿A que no sufría un aguacero en mi reja por no resfriarse?
Palabra del Dia
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