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Actualizado: 6 de julio de 2025


Eso preguntaba yo, añadió otro: decía que debía ir un civil, uno que no tenga preocupaciones militares... un zapatero por ejemplo... Eso es, repuso un importador de zapatos; pero como no es cosa de enviar á un indio ni á un macanista y el único zapatero peninsular ha pedido tales dietas...

En aquel país de dicha y despreocupación, las burguesitas no se desdeñan en enviar besos a los extranjeros, como las floristas de Florencia les arrojan ramos en sus coches. Si su padre las ve, las abofetea rudamente, en nombre de la moral, y esto da un poco de variedad al cuadro.

Siempre ocurría que este importuno había desobedecido alguna de sus leyes tan minuciosas y tan diversas, y el Consejo de guerra que se reunía en el foyer del teatro de la ciudad no necesitaba discutir mucho para enviar al acusado al cementerio, lugar donde se verificaban los fusilamientos de rebeldes, evitándose de este modo las molestias de una larga conducción de los cadáveres.

Doblaremos quizá la suma. ¿Qué ganaría yo con eso? Si yo fuese lo que usted supone, podría tomar hoy el dinero y dar mañana el escándalo. Pero valgo más que todos ustedes. ¡Muchas gracias! Tome usted, bello embajador, llévele esto al rey su señor y dígale que si quiere algo para el otro mundo, me lo puede enviar esta noche. ¡Cómo! ¿Ya acudimos a los grandes efectos? , amigo mío.

Se hallaron dos pistolas de arzón que, muy cargadas, habían de levantar mucho y enviar la bala harto lejos del punto de mira. Se concertó que los combatientes se colocasen a cuarenta y cinco pasos de distancia. Al dar una palmada podrían marchar ambos, el uno contra el otro, hasta que sólo quince pasos los separasen. Durante la marcha cada uno podía tirar cuando quisiera.

Acometidas súbito de una ráfaga de valor, casi todas las damas declararon que estaban dispuestas a bajar con sus compañeras. Fué necesario enviar inmediatamente a Villalegre por los impermeables. La jaula, movida por vapor, estaba preparada para recibir a los ilustres expedicionarios. Constaba de dos pisos, en cada uno de los cuales cabían ocho personas en pie.

¿Hará usted lo que yo le pida? De cabeza. Dios se lo premie. Deseo que averigüe usted, y me diga, dónde está en París una casa de banca española que se llama de Garcitola y Compañía. Vamos, las señas para poder enviar una carta. Pues... se me figura que en ninguna parte. ¿Por qué? Porque mi padre está en relación con casi todas las casas españolas de París, y esa no la he oído nombrar nunca.

Uno de los directores del ministerio de la Guerra se interesa por él, y procurará hacerse enviar a otro regimiento. Juan ha reflexionado mucho sobre esto en Cercottes, y el resultado de sus reflexiones es el siguiente: él no puede, no debe ser el marido de Bettina. Los hombres echan pie a tierra en el patio del cuartel, mientras Juan se despide de su coronel y sus camaradas.

El excirujano propuso enviar la criatura a Red-Dog, a cuarenta millas de distancia, en donde se le podrían prodigar femeniles cuidados: pero la desgraciada proposición encontró en seguida la más unánime y feroz oposición. Indudablemente, no se quería tomar en cuenta plan alguno que encerrase la idea de separarse del recién venido.

Entré en ella, conté a mis padres el suceso, y me quisieron maltratar. Yo echaba la culpa a las dos leguas de rocín exprimido que me dieron. Procuraba satisfacerlos, y viendo que no bastaba, salíme de su casa y fuíme a ver a mi amigo don Diego, al cual hallé en la suya descalabrado y a sus padres resueltos por ello de no le enviar más a la escuela.

Palabra del Dia

dubenic

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