Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 25 de junio de 2025


Había consultado con el señor Pasta y el señor Pasta le dejó tonto y mareado despues de aconsejarle un millon de cosas contradictorias é imposibles; consultó con Pepay la bailarina, y Pepay la bailarina que no sabía de qué se trataba, hizo una pirueta, le pidió veinticinco pesos para enterrar á una tía suya que acababa de morir de repente por quinta vez, ó por la quinta tía que se le moría segun más latas explicaciones, no sin exigir que hiciese nombrar á un primo suyo que sabía leer, escribir y tocar el violin, auxiliar de fomento, cosas todas que estaban muy lejos para inspirarle á D. Custodio una idea salvadora.

Y esto hecho, mandó Inca Yupanqui á los señores del Cuzco que, para de allí á diez dias, tuviesen aparejado mucho proveimiento de maíz, ovejas y corderos, y ansímismo mucha ropa fina, y cierta suma de niños y niñas, que ellos llaman Capacocha, todo lo cual era para hacer sacrificio al sol. Y siendo los diez dias cumplidos y ésto ya todo junto, Inca Yupanqui mandó hacer un gran fuego, en el cual fuego mandó, despues de haber hecho degollar las ovejas y corderos, que fuesen echados en él, y las demás ropas y maíz, ofreciéndolo todo al sol; y los niños y niñas que ansí habian juntado, estando bien vestidos y aderezados, mandólos enterrar vivos en aquella casa, que en especial era hecha para donde estuviese el bulto del sol; y con la sangre que de los corderos y ovejas habian sacado, mandó que fuesen hechas ciertas rayas en las paredes desta casa; todo lo cual hacia y los sus tres amigos é otros; todo lo cual sinificaba una manera de biendecir y consagrar esta casa; en el cual sacrificio andaba Inca Yupanqui y sus compañeros descalzos y mostrando gran reverencia á esta casa y al sol.

La sonrisa con que el anciano vate acompañó estas palabras hirió a Tristán como un latigazo. Carezco del poder de enterrar a nadie porque no soy sepulturero repuso en tono algo desabrido . Me he limitado siempre a expresar con toda franqueza mi opinión sin cuidarme de saber a quién exaltó o a quién deprimió esa opinión, ya que no versa jamás sobre asuntos que atañen a la honra.

Yo quiero que lo seas. ELECTRA. Así me adorno para divertir a los chiquillos. ¡Si viera usted cómo se ríen! Pues un niño muerto. Así adornan a los niños cuando los llevan a enterrar. PANTOJA. Para simbolizar la ideal belleza del Cielo a donde van. No, no quiero parecer niño muerto. Creería yo que me llevaba usted a la sepultura. PANTOJA. Yo no te entierro, no. Quisiera rodearte de luz.

Una familia numerosa, una verdadera tribu, pero con víveres en abundancia. Y al morir doña Matutina la llevan a enterrar a Buenos Aires, según su póstuma voluntad. ¿Y el hombre misterioso?...

En fin, que él amortajó a Doña Armanda, y entre él y yo la velamos, y al amanecer... ¡zas! tren especial y a Bretaña con el cuerpo en un ataúd de palo santo fileteado de plata: al castillote de qué yo qué, a enterrar con sus padres, abuelos y tatarabuelos a la pobre señora.

No me parecía prudente enterrar allí los cofres, y busqué otro punto mejor. Todas aquellas lomas y montículos del río, formados de arena, probablemente cambiarían de posición y de forma al impulso del viento del Sahara. Era necesario encontrar jalones más firmes.

El pastor daba, naturalmente, el ejemplo de esos deberes sociales; porque a los espíritus de Raveloe no les hubiera sido posible, sin una revelación divina particular, el pensar que un eclesiástico debía ser un pálido momento de las solemnidades del culto en lugar de ser un hombre dotado de defectos razonables, cuya autoridad exclusiva de leer las oraciones y de predicar, de bautizar, casar y enterrar, coexistía necesariamente con el derecho de venderos el terreno para inhumaros, y de percibir el diezmo en especias.

Los entierros se hacen en la iglesia ó en el cementerio según el ritual romano, con la pompa correspondiente. Antes del entierro se juntan todos los parientes del difunto, y no cesan de llorar y relatar su vida hasta que lo llevan á enterrar. Al cuarto día del entierro se juntan otra vez en la misma casa cantan el rosario, y suelen pasar allí toda la noche.

Cayó, sin vida, encima de un rosal, v me costó encontrarla, porque las flores que ella lastimó al caer la cubrieron de hojas.... ¿Toda la cubrieron? Toda; y así, cubierta de rosas, la hice enterrar.... ¡Ya no hay nétigua!... Carmen, con voz de maravilla, repitió como un eco: ¡Ya no hay nétigua! Y, con la cara radiante, posó otra vez en la almohada su cabeza peregrina.

Palabra del Dia

rigoleto

Otros Mirando