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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Nunca se vio una noche más hermosa; innumerables estrellas brillaban en el cielo azul obscuro; en la parte baja de la ladera, donde se había enterrado a tantos héroes, los brezos se estremecían movidos por el viento. Todos se sentían felices y enternecidos.
La cosa fue anteanoche continuó el capataz . Yo lo supe ayer por la tarde; vinieron a decírmelo de las Carolinas... No he querido ir a verle. ¿Para qué? ¿Voy acaso a resucitarlo?... Ya estará enterrado; los que lo vieron dicen que estaba hecho una lástima. Un balazo en la frente, otro en la boca: plomo por todas partes.
En ella está enterrado un caballero de la familia de Aguayo y Manrique, que siendo marqués de Santaella y señor de Villaverde y los Galapagares, despreciando las vanidades y honores mundanos, se retiró al desierto y ermitas de la Sierra de Córdoba, donde vivió santamente con el nombre de Juan de Dios de S. Antonino, y murió en olor de santidad siendo allí hermano mayor, en febrero de 1788.
Enterrado en este claustro, sé, como el ciego, que hay en el mundo cosas muy hermosas... pero de oídas. El maestro de capilla guardaba del año anterior un recuerdo de felicidad, y hablaba de él con entusiasmo. Por indicación del cardenal-arzobispo había ido a Madrid a formar parte de un tribunal de oposiciones para organistas. Fue la gran temporada, Gabriel: la mejor de mi vida.
Esto sabido por el acuerdo, envió luego al alguacil mayor por el cuerpo para degollarlo en la Plaza de San Francisco, á fin de que sirviera de ejemplo y escarmiento; pero ya estaba enterrado, y se quedó así.»
Un mismo atractivo confundía en aquella época mi presente y mi pasado: entre Magdalena y la condesa De Nièvres no había más diferencia que entre un amor imposible y un amor culpable, y cuando abandoné Nièvres, estaba persuadido de que aquel amor nacido en la calle de los Carmelitas, sucediera lo que quisiera, allí debía ser enterrado.
Me temo mucho que no hubiera podido hablar nunca más con nadie a no ser por el socorro de los cuatro marineros que le salvaron la vida y le condujeron a bordo. Me detengo aquí, porque la pieza pierde su interés desde el momento en que el héroe ha sido enterrado.
Después habló de otro peón igualmente ebrio, pero silencioso y triste, que había venido á morir en la Presa y estaba enterrado cerca del río. Robledo encontró papeles interesantes en el fondo de la «lingera» de este vagabundo piojoso. Había sido en su juventud un gran arquitecto de Viena.
El movimiento regular de tantos miles de alas producía en el silencio un ruido semejante al de las hojas secas arrastradas por el cierzo. Son los pinzones, que se marchan de las Ardennas dijo Hullin. Sí, es el último paso; ya el hayuco está enterrado en la nieve lo mismo que la sementera. Pues bien, mira; hay más hombres allá abajo que pájaros en esa bandada.
Era una precursora de los invernantes actuales, una joven contemporánea de Lord Byron, seducida por la belleza del Mediterráneo y de unas montañas sin caminos, casi inexploradas. Al morir, la habían enterrado en el promontorio desierto, por ser protestante. Los pescadores y los cultivadores de esta costa solitaria repelían al extranjero, negándole hospitalidad hasta en sus cementerios.
Palabra del Dia
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