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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Otras veces, con los ojos brillantes de codicia, hablaba de enormes caudales que los moros, los romanos y otros marineros rojos, a los que llamaba los mormandos, habían enterrado en cuevas de la costa, tapiándolas después.

Larga fué la vida del doctor Juan de Salinas, que llegó hasta edad de ochenta y tres años, falleciendo el 5 de Enero de 1642, en el citado hospital de San Cosme y San Damián, donde continuaba ejerciendo el cargo de administrador. Salinas fué enterrado por el clero de Santa Catalina en el convento de monjas de los Reyes.

Allá se haya santa Marta con sus pollos, que en llegando el día de la cuenta, quien hubiese gastado menos, saldrá mejor libradoAmaro Rodríguez se sabe que falleció en Sevilla el 23 de Abril de 1865, siendo su cadáver enterrado en la iglesia de san Marcos.

; la campana de don Miguel, la que todas las tardes les avisaba el momento de sacudir la dulce pereza, de levantarse y comenzar los preparativos de partida... «Don Miguel» era Cervantes, y la campana la de un convento inmediato donde aquél había sido enterrado. Nadie conocía su tumba.

¿Y no queda más señal que esa? dijo el cocinero viendo arder con ansiedad la escudilla. No... el veneno sólo queda ahí... y en las entrañas del paje muerto... Pero, según he oído, se han llevado el paje á la parroquia sin que nadie sospeche; cuando le hayan enterrado.... ¡Oh Dios mío! ¡Dios mío! ¡Pero mi mujer! ¡Mi hija! ¿Aún amáis á vuestra mujer?...

Llegaron, finalmente, á la playa donde solían desembarcar los Mamalucos, en donde halló el P. Superior cinco largas cadenas que habían enterrado allí aquellos crueles hombres.

Murió y fue enterrado en el mar, cerca del puerto de Lisboa, antes de que Burton Blair tomara posesión de las cartas.

La excitación natural, el movimiento recíproco lo explican suficientemente. Los proyectiles se habían enterrado a la altura de un hombre en las dos paredes opuestas a los combatientes que concluyeron por venirse a las manos, siendo entonces separados por algunas personas. Por desgracia, raro es el incidente de ese género que se termina de una manera tan feliz.

Pero en esto no concibo otra cosa sino el impedir que quede la tierra movediza, y que si es tiempo de seca levantarían mucho polvo los vientos sin esta precaución. Encima de la sepultura ponen una pequeña cruz de madera, y una tablita con el nombre del que allí está enterrado, con el día, mes y año de su fallecimiento.

Estaba sola, completamente sola; ¿qué iba a ser de ella? Los amigos del filósofo no le sirvieron de nada. No sabían más que discutir. El capellán no apareció por allí; la muerte repentina de don Carlos olía un poco a azufre. Un día, tres o cuatro después de enterrado su padre, Ana quiso levantarse y no pudo. El lecho la sujetaba con brazos invisibles.

Palabra del Dia

bagani

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