Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 5 de mayo de 2025
Son dos viejas cenceñas, enjutas, acartonadas; visten los oscuros trajes de la gente castellana azul oscuro, pardo negruzco, intenso blavo. Una de ellas tiene la nariz remangada y la boca saliente; otra tiene la boca hundida y la nariz bajeta. Y las dos miran al mozo, mientras hablan, con sus ojuelos grises, diminutos, un poco ingenuos, un tilde picarescos.
Y todavía no he mencionado las verdaderas preciosidades de este Patio, ó sea los ciento veintiocho medallones, con bustos de alto relieve, que adornan las enjutas de los arcos en ambos cuerpos. Aquellos bustos pueden calificarse de otras tantas obras maestras de escultura.
Los montañeses que formaban la partida le siguieron con la mirada. Sus largos cabellos rojos y rizados, sus enjutas y prolongadas piernas, sus anchos hombros, sus movimientos ligeros y rápidos, todo revelaba que, en caso de ocurrir un encuentro, cinco o seis kaiserlicks no saldrían bien parados de semejantes hombres. Al cabo de un cuarto de hora, rodearon el monte de abetos y desaparecieron.
Ahora, si se quieren remedios más suaves, también los hallaremos en la Escritura. Meditó un instante y continuó: Oigamos al profeta Osseas sobre la tribu idólatra de Efraim: «Dales a éstos, Señor... ¿Qué les darás a éstos? Dales vientres sin hijos y tetas enjutas.» Recapacitemos esta inspirada sentencia.
Cecilia dijo una señora de edad madura, mirada altiva y de formas enjutas y angulosas; Cecilia, ponte el abrigo, y vámonos. En seguida, mamá. Pero acabo de comprometerme para una contradanza, y voy antes a disculparme. De ninguna manera exclamó la dueña de la casa. La señora D'Ortlies nos concederá un cuarto de hora...
Seguro estaba Bonis de que era aquel vivir suyo un rodar al abismo; que no podía parar en bien todo aquello era claro; pero ya... preso por uno... y además, en los libros románticos, a que era más aficionado cada día, había aprendido que a «bragas enjutas no se pescan truchas»; que un hombre de grandes pasiones, como él estaba siendo sin duda, y metido en aventuras extraordinarias, tenía que parar en el infierno, o, por lo menos, en las garras de su mujer y en un corte de cuentas de D. Juan Nepomuceno.
Toda su admiración era para las nurses del ejército inglés, damas enjutas, de nervioso vigor, que aparecían retratadas en los periódicos con pantalones, botas de montar y casco blanco. Julio la oía con asombro. ¿Pero aquella mujer era realmente Margarita?... La guerra había borrado su graciosa frivolidad. Ya no marchaba como un pájaro.
Bellísimos adornos, también de yeso, guarnecían los vanos de puertas y ventanas: los primeros en forma de arrabáa, haciéndose extensivos á las enjutas, en cuyos centros lucían escudos familiares ó áureas con cabezas de damas y guerreros, mientras que en las segundas aparecen adornadas en forma de marco.
Estaba pálido, con los ojos hundidos y las facciones enjutas: una cara de hambre y alcoholismo. Al ver a Nogueras hizo un esfuerzo por mostrarse sereno. ¿Y aquélla? preguntó. El doctor mostrose pesimista. «Aquélla» iba muy mal. No la había visto: le faltaba el tiempo; pero el camarada encargado de la clínica tenía pocas esperanzas.
También sonrieron al príncipe algunas damas de aspecto serio, todavía de buen ver, amplias de formas por un extremo y enjutas por el otro, como personas que se medicinan contra la obesidad y no obtienen un resultado regular.
Palabra del Dia
Otros Mirando