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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Llora si quieres; pero no como lloran las mujeres, lágrimas de dolor, llanto sublime que al correr de los ojos nos redime; llora como el león enfurecido que mezcla a los sollozos el rugido; llora al romperse el nacional poema, mientras entonas funerario canto, poniendo en los raudales de tu llanto lágrimas de plegaria y de anatema. .................................. Esa enemiga raza americana te debe su existencia; de tu inmenso valor y de tu ciencia por ella hiciste espléndido derroche, y apareció en la luz de la mañana de entre las sombras de la obscura noche.

Pronto olvidan al que adoraron y cambian de ilusión como de moda. Esta no. Esta no repitió Jacinta, asustada de ver a su enemiga tan distinta de como ella se la figuraba. No. Ha dado en la tontería de quererme siempre lo mismo, como antes, como la primera vez. Aquí tienes otra cosa que me anonada, que me obliga a ser indulgente. Ponte en mi lugar, hija.

¿Qué sucede, mi buena amiga la dijo el duque después de los saludos , que así me alegráis y asustáis al mismo tiempo, viniendo á mi casa? Sucede... sucede mucho... dijo la duquesa muchísimo. Adverso debe ser, porque tenéis señales de haber sufrido. Me he reconciliado con doña Clara Soldevilla. ¡Cómo! ¿con nuestra eterna enemiga? Desde hoy, duque, doña Clara es mi mejor amiga: es mi hija.

Cargan, y como la fuerza enemiga fuese mucho mayor, la línea se reconcentra, se oprime, se embaraza y se rompe, en fin; muévense los españoles en este momento, y la derrota se pronuncia en aquella enorme masa de caballería.

Fortunato permaneció un momento pensativo, y después, aproximándose á su enemiga, dijo: Veamos, Clementina; esos muchachos y nosotros empezamos una existencia nueva. ¿Quieres que el porvenir sea en todo diferente del pasado? Estoy decidido á ayudarte sinceramente. Retrocedamos veinte años. no tienes más que veintitrés y yo treinta y cinco.

Decís bien, exclamó doña Guiomar, en lo de vuestra enemiga contra los calvos, que yo tengo para , que, como decís vos, la gran parte de las veces lo que la calvicie causa es el fuego de los malos y perversos pensamientos que en la cabeza arden, y queman la raíz de los cabellos y los mata.

Has dado la victoria a tu enemiga... aguanta el golpe. Tu víctima y tu verdugo serán felices y tendrán muchos hijos». Cállate, cállate o verás... dijo Fortunata amenazándole con el puño, y tratando de vencer el terror sugestivo y supersticioso que su marido le inspiraba . Yo también verdades y te voy a decir una. Pues dímela pronto. Digo que eres un hombre sin honor...

Un mandato expreso de la reina, la obligaba á presentarse como madrina en el cuarto de una joven dama de honor, á quien, como sabemos, tenía ojeriza, á quien llamaba intriganta y enemiga del duque de Lerma. Pero lo mandaba su majestad y era necesario obedecer.

Sus cartas estaban llenas de noticias sóbrela actitud de Clementina, sobre sus palabras, sobre la gracia y la bondad de Herminia. Roussel respondía dando instrucciones á su hijo y recomendándole prudencia y, sobre todo, discreción. Jamás se permitía una palabra desagradable respecto de su enemiga; nunca una crítica amarga.

Hay, no recuerdo en qué cuento, una princesa desgraciada, á quien se encierra en una torre, y á la cual, una hada enemiga de su familia impone sucesivamente una serie de trabajos extraordinarios é imposibles; confieso que en aquel momento la señorita de Porhoet, á pesar de todas sus virtudes me pareció ser parienta próxima de aquella hada.

Palabra del Dia

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